Si Leandro, en diciembre oscuro,
noctívago se zambullía
(¿qué moza no recuerda el cuento?)
en el mar del ancho Helesponto.
Si él, mientras el ciclón rugía,
nadaba alegre tras su amada
—entre las olas frías—, ¡bella
Venus!, por ellos siento lástima.
Yo, pérfido infeliz moderno,
en el amable mes de mayo,
húmedos miembros estiré
y pienso que cumplí una hazaña.
Mas desde que él saltó a las olas,
de acuerdo con la incierta fábula,
por amor a ella —Dios lo sabe—,
yo brinqué al agua por la gloria.
No es fácil decir quién triunfó.
¡Tristes hombres!, ¡los dioses juegan!
Él perdió a Hero; yo, mi broma;
él se ahogó y yo me resfrié.
Versión de Víctor Manuel Mendiola
Revisión de Eva Cruz
Este poema está basado en el poema Hero y Leandro de Museo (siglo V-VI d. C.) que cuenta la historia de cómo Leandro muere ahogado, mientras nada de Sestos a Abidos, al ir a buscar a Hero. Christopher Marlowe elaboró un largo poema sobre el mismo tema y John Donne escribió un epigrama. En los siglos de oro muchos poetas castellanos también abordaron la historia.
AQ