La tenía abrazada.
Mientras de ciegas ebriedades afanoso
Sobre el umbral ciego tanteaba
Y acelerados golpes replicaba
Contra la puerta de eternas dulzuras:
Sobre mi espalda de improviso
Se alzó y volvió a caer golpeando sordo
Y rítmico su pie. Fue el recuerdo
Del huidizo instante, en la fantástica
Plenitud el llamado de la muerte.
Ardiendo desesperadamente entonces
Mi esfuerzo redoblé a ese llamado
Fatídico y jadeando la demora
Atravesé la nada y la ebriedad, fiero
Penetré, en el fervor alta la frente
Asiendo a la mujer por la garganta.
Victorioso en el místico castillo
En mi gran patria antigua en la gran nada.
Dino Campana
Nació en Marradi en 1885 y murió en el Hospital Psiquiátrico de Castel Pulci de San Martino alla Palma en 1932. Sus Cantos órficos son el testimonio de “la tragedia del último germano en Italia”, según la dedicatoria del autor “a Guillermo II, emperador de los germanos”. Publicado en 1914, este libro fue editado en su pueblo natal, gracias a una colecta entre amigos y familiares, y rápidamente suscitó el desconcierto y la animadversión de los escasos críticos florentinos que no simpatizaban con el seguidor de Wagner y Nietzsche. Son reconocidas las versiones al español de Guillermo Fernández (El Tucán de Virginia, México, 1990) y de Carlos Vitale (DVD Ediciones, Barcelona, 1999).
AQ