Todas las noches, desciendo por la calle
y la calle se enrosca a mi alrededor
como el vendaje sobre la herida.
Cruzo el río. Sus infieles perros
lamen mi mano.
Por debajo de los puentes,
fluye la carne de mis enemigos,
en grandes y azulados trozos.
Así que camino a través de la ciudad
como un dios perezoso y cruel.
Las calles se enroscan, pegajosas,
una tras otra, a mi alrededor,
y este enroscamiento es la ciudad misma,
bajo las hordas militares de la mañana.
Siempre más delgado, siempre más lúcido.
Así es que camino a través de la ciudad.
Como un dedo que se retuerce en la herida,
que la extiende.
Traducción de Gustavo Osorio de Ita
Linda Maria Baros (1981) es poeta, traductora y editora francesa.
AQ