“Con la hiena joven”, un poema de Juan Carlos Bautista

Poesía

Este poema, donde el deseo y la decepción se trenzan sin consuelo posible, forma parte de un libro en preparación

El poeta mexicano Juan Carlos Bautista. (Especial)
Juan Carlos Bautista
Ciudad de México /

Durante años

recibí la visita de la joven hiena.

Llegaba a la casa ya tarde

con preguntas extravagantes

sobre la vida y la poesía.

Yo era viejo desde entonces

y no tenía nada que decir.

La vida se me había presentado

siempre nueva y siempre inexplicable.

La joven hiena, sin embargo,

no se decepcionaba:

ponía su mejor cara de interés,

evitaba el sarcasmo a toda costa

y luego, cuando iba languideciendo,

me llevaba a la cama para reírse abiertamente de mí.

¡La poesía!

Mucho tiempo yo también

frecuenté ese manantial seco,

como dice Connolly.

Rodeado de densos espinos

era imposible acercarse a beber de él.

A pesar de eso,

una multitud bramaba alrededor

y alzaba la copa rojiza,

rozándose hasta desmayar.

Nada obtuve y nada aprendí.

Se lo dije a la joven hiena,

que me veía como se ve a los viejos decepcionados.

¿Qué me movía, entonces?

Cuando estábamos en la cama

ejercía todas las crueldades

propias de la juventud.

Pisoteaba con minucia intelectual

mis sábanas blancas.

Yo no tenía nada, nada.

Así que pasábamos las veladas

en la peor de las hambrunas.

Y cuando al fin se iba

caía cansado de muerte,

como si me hubieran arrancado el corazón.

Pero lo cierto es que era yo

el que se quedaba con su sexo

sin que él lo advirtiera,

con su verga curva y espinosa,

extraña

como una criatura recién nacida

que lloraba hasta el amanecer.

AQ

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