Rusia en Rusia ha perdido a Rusia.
Rusia se busca a sí misma
Como un dedo cortado en la nieve,
Como una aguja en un pajar,
Como una vieja ciega que enloquecidamente aprieta sus brazos en la niebla
Y pide con un ensalmo sin esperanza la vaca que da leche.
Enterramos a nuestros íconos.
Descreímos de nuestros grandes libros
Y peleamos tan sólo contra injusticias extranjeras.
¿Será cierto que no sobrevivimos a nuestro propio yugo,
Convirtiéndonos en algo peor que los enemigos extranjeros?
¿Será cierto que estamos condenados a vivir sólo bajo el camisón de seda del idealismo,
Devorados por la adulación y las habladas de la polilla?
¿O bajo el uniforme con números de una cárcel?
¿Será cierto que la epilepsia es nuestro carácter nacional?
¿O que lo son las convulsiones orgullosas?
¿O los estertores de auto-humillación?
Antiguas rebeliones contra las nuevas monedas de cobre,
Contra ciertos productos extranjeros como las patatas,
Son ahora tan sólo un sueño inofensivo.
La rebelión de hoy concierne a todo el Kremlin
Como si se tratara de una marea de muerte.
¿Será cierto que nosotros, los rusos,
Tenemos sólo una opción desgraciada –el fantasma de Iván el Terrible,
O los espectros del Zar Caos?
¡Qué runfla de impostores!
En medio de tales marionetas
Todo mundo es un líder,
Pero ninguno manda.
Ignoramos cuáles son las consignas y las prohibiciones
Que nos toca cargar
Y hay tal bruma en nuestras cabezas que todos estamos equivocados
Y cada uno es culpable de todo.
Demasiado hemos ya andado en medio de esta niebla
Con la sangre hasta las rodillas.
Señor, ya es bastante el castigo,
Perdónanos, ten piedad de nosotros.
¿Será cierto que hemos dejado de existir?
¿O será que todavía no nacemos?
Estamos naciendo ahora,
Pero es tan doloroso nacer otra vez.
Esta versión es del poeta y ensayista Evodio Escalante.
AQ