Súbito golpe: baten grandes alas
sobre la endeble joven, pies callosos
tocan sus muslos; duro pico, el cuello;
y el pecho de él sobre los pechos de ella.
¿Cómo puede la mano incierta y trémula
huir flojos muslos de la gloria alada?
¿Y cómo el cuerpo alzado en blanca furia
no puede sino oír su ardor punzante?
Un temblor en la espalda engendra allí
muros quebrados, techo y torre en llamas
y Agamenón muerto.
Dominada
por la sangre brutal del aire, ¿había
conciencia en ella del empuje de él,
antes de estar libre del duro pico?
Versión de Víctor Manuel Mendiola
AQ