Llueve sobre ti, ciudad,
el polvo fino del estiaje
el paso no dado
por el sendero de siempre
la jacaranda no vista
el postergado abrazo.
Llueves tú, llovemos todos
este atinado ritmo
de nueva lentitud.
Lluevo yo
aquí dentro,
memoriosa,
deshilvanando, agradecida
tanto ayer por cantar
tanto mañana intacto.
AQ