Padre
Gracias por escucharme
No sé cómo hablar, cómo llamarte
pero comienzo
Líbrame
de toda asertividad
de la metáfora vanidosa
de todo discurso preclaro, inteligente
de tener razón
de tener
No dejes que pretensión alguna sea
el filo que seduzca, el agua
del cuenco donde beba Libra
a mis palabras de toda intención
que no sea escucharte
En mí sea
la fragilidad de la madera viva
graciosa danza que no muere
ante la mirada fija
del huracán
Que mi cuerpo sea carne de niño
mis huesos el todopoderoso cartílago
que no se rompe
que sabe
del infinito poder en la Debilidad
que triunfará en mí
sobre la fuerza que habrá de consumirme.
AQ