Los pájaros del amanecer hacen tal algarabía, como ahogados y emocionados por la luz del día, esa luz que es rosada en verano, y gritan y pían de una forma desordenada, fuerte, como enloquecidos por las ideas que el día les da de pronto. Hacen planes, dicen algo al volumen más alto, trazan rutas, se reparten los árboles, organizan los trabajos, hacen discursos para tomar ánimo, y de pronto viene un silencio largo, una hora después, cuando ya el día es un hecho y el sol comienza su baile lento a través del cielo. Esas alegrías locas tienen que ver con el amor, tienen que ver con los deseos de los que apenas se despiertan en sus camas, son deseos futuros de los que van a encontrarse, de los que no saben que van a desearse y conocerse en las calles. Son los pregones y los clarines de los amores del día, que se anuncian como bandos de guerra del amor.
Además de crear películas emblemáticas del cine latinoamericano, como 'La vendedora de rosas' y 'Rodrigo. D No futuro', Gaviria ha escrito a la par una obra poética que inicia en 1978: 'Con lo que viajo sueño', a la que le sigue 'La luna y la ducha fría' en 1983.
AQ