Si con los pies hundidos en el sueño
alzas los senos a la luz serena,
se deshacen los mares de mi pena,
poseyendo tu imagen, soy tu dueño.
No conozco ya más el vano empeño
de buscar tus pisadas en la arena,
desnuda te descubro, tibia y plena,
flotante entre mi sangre, dulce leño.
Solo pido a mis sueños que se viertan
buscando tu figura suave, ardiente,
y que tu pulso entre la sombra adviertan.
Que si mis sueños a encontrarte aciertan,
esas puras canciones de tu frente
dan al silencio voz y lo despiertan.
AQ