A Yoda Locario, Maestro Jedi
(2005–2013)
Tengo un gato con cara de reloj
y un reloj con bigotes de gato
que marca siempre las nueve y cuarto.
Rotundo, el gato imagina que tiene voz.
Más sabe el gato por gato del tiempo
que el reloj por su arduo mecanismo.
El gato piensa: ¿qué es ese latido
que confunde el mundo con el ritmo del cuerpo?
Ese gato, vestido de etiqueta,
es el hijo de la glauca Atenea.
Mochuelo ungido para la eternidad, sigue
la elegancia del rigor que lo rige.
El tiempo distribuye sus horarios
y el gato se enrosca en su condición de sabio.
AQ