El mundo comienza en la mesa de la cocina. No importa qué, debemos comer para vivir.
Traemos y disponemos los dones de la tierra sobre esta mesa. Así ha sido desde la creación —y así seguirá.
Echamos a las gallinas y a los perros lejos de ella. Los bebés se frotan las encías, se raspan las rodillas bajo la mesa.
Es aquí donde los niños reciben instrucciones sobre lo que significa ser humano. Hacemos hombres en ella, hacemos mujeres.
En esta mesa chismeamos, recordamos a los enemigos y a los fantasmas de nuestros amantes.
Nuestros sueños toman café con nosotros mientras abrazan a nuestros hijos. Se ríen con nosotros de nuestro pobre ser caído mientras volvemos a estar juntos en la mesa.
Esta mesa ha sido una casa bajo la lluvia, un paraguas bajo el sol.
Las guerras comenzaron y terminaron en esta mesa. Es un lugar para esconderse a la sombra del terror. Un lugar para celebrar la terrible victoria.
Hemos dado a luz en esta mesa y preparado a nuestros padres para el entierro.
En esta mesa cantamos con alegría, con tristeza. Rezamos con pena y remordimiento. Damos gracias.
Tal vez el mundo terminará en la mesa de la cocina, mientras reímos y lloramos, comiendo el último dulce bocado.
Versión de Jorge Esquinca
AQ