Tu patria son los sueños,
decía mi abuela con su manual de nubes
y aromas de la tierra.
Me enseñó que puede regarse con éxito el silencio
y entrar con ojos cerrados a los cines.
Yo te puedo contar la música de fondo
de un tren de amores en segunda,
la historia muda donde aprendí de la derrota
de los sin voz, leyéndoles los labios,
a los nadie, que mueren por miles, como moscas.
Yo te puedo contar lo que sentían
antes de ser protagonistas.
¿Qué son los hombres en la niebla,
hundidos en el frío y con el lodo al cuello,
sólo gusanos urgidos por el hambre?
Y entonces, con tanta claridad humana,
escucho al proyector pegarse un tiro.
No le sangra la sien sino la imagen
de flores que aprenden a hablar en el asfalto.
Yo te podría contar...
ÁSS