La polarización política, las divisiones en bandos irreconciliables no solo fracturan las sociedades, sino que corroen los lazos filiales más sólidos. Uno de los paradigmas de esta división familiar es el de los hermanos Manuel y Antonio Machado y sus destinos antagónicos en la Guerra Civil española. Manuel Machado nace en 1874 y Antonio en 1875, son los hijos mayores de una familia culta, de hondas raíces liberales y convicciones progresistas. La discordancia fraternal es insólita pues, hasta que el azar y el encono político los separan, los escritores no solo comparten los lazos de sangre sino las aficiones, filiaciones y amistades. Ambos han heredado de su padre el gusto por un verso a la vez sencillo y hondo. Ambos comparten su admiración por la cultura francesa, viven en ese país su rito de iniciación literaria y abrevan allí de sus influencias intelectuales más duraderas (Manuel de la poesía simbolista; Antonio, aparte de la poesía, de la filosofía, particularmente la de Bergson). La relación simbiótica de los hermanos incluye la creación y escriben obras de teatro al alimón. Por lo demás, en los primeros momentos del régimen republicano los hermanos Machado participan en encuentros, mítines y desplegados a favor de la República y Manuel lee en el Ateneo madrileño una propuesta para un himno.
En julio de 1936, en uno de los momentos más álgidos del enfrentamiento, Manuel decide acompañar a su devota esposa a la ciudad de Burgos a visitar a su cuñada, una monja del convento de las Esclavas del Sagrado Corazón. En esa ciudad lo sorprende la alzada militar y la ola de represión contra funcionarios o simpatizantes de la República. Manuel cae preso; sin embargo, pronto, gracias a las influencias de su familia política, es liberado y ¿coaccionado, aterrado, anhelante de la paz que promete el caudillo? comienza un rápido proceso de conversión que, en poco tiempo, lo hace trabajar como redactor de un diario conservador de Burgos, afiliarse a la Falange y cantar loas a Francisco Franco. Mientras tanto, el resto de la familia, particularmente Antonio, se convierten en figuras cada vez más visibles de la resistencia republicana y deambulan por Valencia y Barcelona hasta el pueblo francés de Coillure, donde, en 1939, Antonio Machado y su anciana madre, enfermos y hambrientos, mueren con diferencia de horas. El teatro de la política separaba una de las asociaciones literarias y filiales más fecundas y conmovedoras y el exhausto Antonio sucumbía a la persecución de aquellos a los que cantaba su hermano. No hay muchos pormenores de la manera en que los Machado digirieron el envenenamiento de su fraternidad por la política. Se sabe que Antonio cambiaba de tema cuando algún amigo mencionaba el doloroso proselitismo de su hermano; Manuel, por su parte, acudió a Coillure a conocer la improvisada tumba de su hermano y de su madre y luego continuó escribiendo alabanzas al caudillo y ascendiendo en su triste escena literaria.