Química | Por Alberto Blanco

Meditaciones

"El funcionamiento del cerebro / se comprende tan poco que se tiende a asociarlo / con toda clase de significados mágicos o místicos…"

¿La vida es pura química o hay algo más ahí escondido? (Foto: Rodolfo Clix | Pexels)
Alberto Blanco
Ciudad de México /

Existen poco casos —que yo sepa—

de Premios Nobel otorgados

a un padre y a un hijo.

Y todas estas excepciones

provienen del medio científico.


El caso más reciente es el del químico

Roger Kornberg, cuyo padre,

el bioquímico Arthur Kornberg,

recibió el galardón casi medio siglo antes.


“La vida es química: nada más

y nada menos —repite una y otra vez

el investigador de la Universidad de Stanford—

y el funcionamiento del cerebro

se comprende tan poco que se tiende a asociarlo

con toda clase de significados mágicos o místicos…

pero para la química el cerebro

es una colección de cables e interruptores”.


Muy bien. Propongo el siguiente experimento

(y conste que yo también soy químico):


Hay que proveer a Kornberg y su equipo

de destacados investigadores en California,

una cantidad suficiente de carbono,

hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, fósforo, etc.,

así como ingentes sumas de dinero

instalaciones y tiempo suficiente,

para que hagan su trabajo de laboratorio

y se compruebe el mysterium tremendum:

Todo es química.


Sentémonos a esperar entonces

algo igual —o mejor aún: superior—

a La adoración del Cordero Místico

de los hermanos Van Eyck,

o al Arte de la fuga de Bach.


O, para el caso, a un padre

y un hijo más agudos, talentosos e inteligentes

que Arthur y Roger Kornberg.

AQ

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