Redondear | Por Alberto Blanco

Meditaciones

Segundo poema de la tercera serie de Alberto Blanco en 'Laberinto'. Este año la editorial Hiperión, en España, publicará su libro de poemas, ‘Canto desierto’, que le llevó 30 años redondear.

Cuando un trabajo está redondo sucede lo inevitable: el trabajo rueda. (Generada con DALL E)
Alberto Blanco
Ciudad de México /

Cuando se trata del trabajo

no hay que buscar la perfección

—que está fuera del alcance

de todos nosotros—

sino la totalidad.


Se trata de que una obra,

del carácter que sea,

llegue a cumplir con la totalidad

de su forma y su función.

A esto le llamo yo redondear.


Cuando un trabajo está redondo

sucede lo inevitable:

el trabajo rueda.


Puede rodar de inmediato

o puede tardar días, semanas,

meses, años en rodar.


Del mismo modo que una obra

puede tardar días, semanas,

meses, años en quedar redondeada.


No era inusual para Balthus, por ejemplo,

tardar hasta diez años en pintar un cuadro:

“Yo sé cuándo está terminado, es decir, cumplido.

Fin de la larga plegaria silenciosa en el estudio…

Se ha acariciado una idea de la belleza.”


Hay obras que han tardado siglos

y hasta milenios en acariciar la belleza.

Pero si están redondas, ruedan.

No tiene remedio.


Así que no hay que preocuparse

por la circunferencia de la obra;

da igual si es grande o es pequeña.


Lo único que importa

es que sea redonda.


Tampoco importa el material…

puede ser precioso o deleznable;

pueden ser objetos, hechos o palabras.


Aspirar a la redondez de la obra

es aspirar a la totalidad de uno mismo.

Y aspirar a la totalidad de uno mismo

es cumplir con los diez mil seres.

AQ

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.