“Reloj” | Por Alberto Blanco

Meditaciones

Desde hace cincuenta años / para mí sólo tiene sentido / el tiempo maravillado de la poesía…

Alberto Blanco: "Un reloj no es una prenda de vestir". (Foto: Mariah Hewines | Unsplash)
Alberto Blanco
Ciudad de México /

Hasta los diecisiete años

el reloj había sido para mí

una prenda de vestir tan indispensable

como los calcetines o los zapatos.


Pero estaba equivocado.

Un reloj no es una prenda de vestir,

y considerarlo indispensable

equivale a una declaración de principios.


Es una locura medir el tiempo

al detalle –horas, minutos, ¡segundos!–

para poder “estar en tiempo” siempre.


La idea de “estar en tiempo” es una práctica

que va desde la más elemental cortesía

hasta la más desbozalada neurosis,

y estaba tan grabada en mí

hacia los diecisiete años

que no se vio alterada

en forma alguna cuando decidí

tirar a la basura mi reloj.


Esto sucedió al final

de la primera manifestación

en la que participé en el Movimiento del 68.


Una muda forma de protesta

que presagiaba la manifestación silenciosa

y que se mantuvo para mí durante 25 años.


Para alguien que vive en el campo.

esto es por demás intrascendente;

pero no se puede decir lo mismo

de un habitante de una gran ciudad.

Y yo viví sin reloj hasta los 42 años.


¿Qué me obligó a volver a él?

El hecho de cambiar de latitudes:

acepté una oferta de trabajo

de la Universidad de Texas en El Paso

—UTEP— que me llevó a vivir en el desierto.


Y en otra latitud, con otro cielo y otra luz,

me resultó imposible calcular

con más o menos precisión la hora.


Obligado a dar clases

no podía darme el lujo

de ser más o menos puntual.


Me volví a hacer de un reloj,

pero ya no como una prenda de vestir

y mucho menos como una señal de status.


El tiempo tampoco volvió a ser

para mí, lo mismo que antes era:

algo que es posible medir.


Desde hace cincuenta años

para mí sólo tiene sentido

el tiempo maravillado de la poesía…

AQ

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