De diciembre de 2022 a mayo de 2023 se montó una magna exposición con la obra de Remedios Varo en el Museo de Arte Moderno. De manera paralela, en la Cineteca Nacional se programó el documental Remedios Varo. Misterio y revelación. Lo extraordinario del caso es que aún está en cartelera; se presenta los domingos por la tarde con la presencia del director Tufic Makhlouf.
Antes de cada función, Makhlouf se presenta ante el público y anuncia que al final responderá todas las preguntas que le hagan. Podría pensarse que la mayoría del público está conformada por adultos mayores, pero en realidad la juventud se impone en las butacas. Eso es algo que entusiasma tanto al director como al guionista del documental, Enrique R. Mirabal.
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El éxito de Remedios Varo. Misterio y revelación (2013), tiene por lo menos dos explicaciones: la vida y obra de la gran pintora catalana sigue generando interés en un público variopinto y se corrió la voz de que el documental está muy bien hecho.
Para la realización de este material, Tufic Makhlouf tuvo el apoyo financiero de Aube, hija de André Breton, quien comanda la casa productora francesa Seven Doc. Ella se interesó en Makhlouf desde que vio el trabajo que él hizo en el documental A través de Alan Glass y le propuso que hiciera el de Remedios Varo, que se estrenó en el Centro Nacional de Arte Georges Pompidou, en París.
Cuadros en movimiento
Aunque Remedios Varo. Misterio y revelación se lanzó hace una década y desde entonces ha pasado mucha agua bajo los puentes de los efectos especiales, aún resulta atractiva la animación que por momentos da movimiento a los cuadros de la artista que llegó a México en 1941. El desplazamiento de los personajes y objetos no se percibe como una agresión a las pinturas sino un homenaje juguetón. Tal vez con otros artistas plásticos no sea buena idea hacer eso, pero en este caso sí cuadra.
La fotografía es de Jaime Kuri y Tufic Makhlouf. Música original de Carlos Millán, Déborah Silberer y Emiliano Motta. Edición de Laila Heiblum. Se entrevista a personajes tan diversos como Leonora Carrington, Walter Gruen, Alexandra Varsoviano, Alan Glass, Juliana González, Tere Arcq y Alberto Blanco, entre otros, quienes aportan piezas para armar el rompecabezas de la inclasificable Remedios Varo.
El fundador de la Sala Margolín, Walter Gruen, fue el último de varios maridos de Remedios, el hombre que le dio estabilidad económica y emocional para crear una sólida obra durante su última década de vida, antes de caer fulminada por un infarto a los 54 años, el 8 de octubre de 1963, hace seis décadas. Nunca se nacionalizó mexicana.
A grandes rasgos, se puede decir que Remedios nació en 1908, en Anglès, Gerona, provincia de Cataluña. Se interesó por el dibujo porque su padre era ingeniero hidráulico. Ella estudió en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, donde aprendió muy bien diversas técnicas pictóricas. En la Residencia de Estudiantes conoció a Salvador Dalí, Federico García Lorca y Luis Buñuel. Huyó de España durante la Guerra Civil y se exilió en París, donde entró en contacto con el movimiento surrealista.
La invasión nazi a Francia provocó que Remedios Varo llegara a México, donde inicialmente se ganó la vida realizando dibujos publicitarios y trabajos de restauración. También radicó temporalmente en Venezuela, donde vivían su madre y uno de sus hermanos. En las cartas que la pintora escribió a sus familiares describe el contenido de muchos de sus cuadros, simpáticos textos que son utilizados en el documental de Tucfic Makhlouf, con voz en off de Begoña Isbert.
Seguidora de filósofos místicos como George Gurdjieff y P.D. Ouspensky, Varo creó en su obra mundos oníricos y esotéricos con guiños a las teorías psicológicas de Freud, Jung y Adler.
Durante varios años, el DVD Remedios Varo. Misterio y revelación podía adquirirse en las librerías Educal, pero actualmente ya no es posible. Por lo pronto, puede verse en la sala 4 de la Cineteca Nacional (Xoco) o rentarse en línea a través de la página web www.sevendoc.com.
En el documental, de 67 minutos de duración, no aparecen las opiniones de todos los personajes a quienes se entrevistó para hablar de Remedios, aunque sí están como bonus track tanto en el DVD como en la versión virtual.
Su palabra es la ley
Hace una década, al cumplirse medio siglo de la muerte de Remedios Varo, la inolvidable Raquel Tibol recordó en La Jornada lo que ella misma había escrito tiempo atrás: “Artista estremecedoramente exquisita, Remedios Varo había llevado la honradez artística al extremo del misticismo. Sus hermosos cuadros, que Diego Rivera admiró y exaltó, no fueron producto de un estado de ánimo ni excrecencias más o menos pasajeras; los fecundaba lentamente, como a seres vivos; los elaboraba con minucia de orfebre; los soñaba en vigilias luminosas donde las pesadillas se convertían en símbolos que, al enredar y trastocar la realidad, la desentrañaban. Por las venas de su sentido creador corría sangre de los primitivos flamencos, alimentada por tradiciones y experiencias personales que la obligaban, a diferencia de aquellos, a huir de lo circundante para descubrir la vida. Jamás supuso ella, como los primitivos, que las pasiones divinas tenían la fuerza, la imperfección y la palpabilidad de lo humano. Trató de representar lo imponderable, lo inasible, lo imposible”.
AQ