Una leyenda viviente llamada Silvia Pinal

Doble filo

De Televisa a Buñuel, la actriz ha dejado una huella indeleble en las pantallas mexicanas.

Silvia Pinal en 1992. (Archivo MILENIO)
Fernando Figueroa
Ciudad de México /

Cuando Silvia Pinal ya era una estrella en México, quiso trabajar con Luis Buñuel para trascender de otra manera. En los años sesenta su esposo Gustavo Alatriste, entonces vendedor de muebles, se convirtió en productor de las cintas Viridiana, Simón del desierto y El ángel exterminador. Previamente, el director preguntó por qué Alatriste quería hacer cine y la actriz contestó: “porque me ama”, frase que desarmó al artista aragonés.

En 1961, de última hora, la Pinal y Alatriste inscribieron Viridiana en el Festival de Cannes y ganó la Palma de Oro como mejor película.

Leyenda viviente, nacida el 12 de septiembre de 1931 en Guaymas, Sonora, publicó en 2015 Esta soy yo (Editorial Porrúa), buen libro autobiográfico a partir del cual Televisa produjo con bajo presupuesto la serie Silvia Pinal para ti (2019).

Hace muchos años, cuando entrevisté a doña Silvia en el camerino de un teatro, se mostró amable y con buen humor. Definió a Buñuel como “un hombre adorable, travieso y genial”. Le pregunté qué aprendió del personaje Viridiana y contestó: “La humildad”. Recordó que esa película “se hizo bajo la censura del régimen de Franco. Don Luis presentó el guión a las autoridades y se lo autorizaron. Por ejemplo, decía que en tal escena había una foto de La última cena, pero no especificaba que los personajes eran pordioseros”.

Quise saber dónde quedaron las blusitas que usó en Un extraño en la escalera (Tulio Demicheli, 1955), cuando era un símbolo sexual. Comentó que conserva dos de ellas en su casa del Pedregal, donde también están los cuadros en los que posó para Diego Rivera y Oswaldo Guayasamín.

Me dijo que rechazó “un millón de pesos por hacer un desnudo en una película, y luego lo hice gratis con Buñuel en Simón del desierto y con Juan Ibáñez en Divinas palabras”. Por otra parte, le pareció “asqueroso” que a los actores de El ángel exterminador los hayan embadurnado con miel y tierra para hacerlos sentir sucios.

Le pregunté si Pedro Infante “le tiró los perros” durante la filmación de El inocente (Rogelio A. González, 1956): “Se los tiraba a todas, pero en ese momento yo estaba muy enamorada de Emilio Azcárraga Milmo”.

¿Y sí era Azcárraga realmente un Tigre? Respondió: “Ja, ja, ja… ¡Sí! Además era simpatiquísimo. Le gustaba mucho la vida y a mí me encantaba su manera de disfrutarla. Fue una combinación curiosa porque él nació con todo y yo me fui ganando cada cosa”.

Silvia Pinal trabajó en varias películas con Tin Tan, a quien considera “el actor cómico más completo”.

Dueña de teatros, empresaria y reina de la comedia musical durante décadas, ha sido lideresa de actores y productores, diputada federal, asambleísta, senadora suplente y primera dama en Tlaxcala. Su mayor satisfacción laboral: “producir el programa Mujer, casos de la vida real, que duró 22 años al aire, porque ahí pudimos ayudar a muchísimas personas”.

¿Cuál es la receta para tanta vitalidad?: “No hay receta, son genes, alimentación, costumbres, ser positiva y nunca odiar porque el odio se te queda en la mirada”.

AQ

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