El color, un púrpura insulso, afluye donde el golpe.
El resto del cuerpo queda como usado,
del color de una perla.
En una cavidad rocosa
el mar sorbe obsesivo;
pivota sobre un hoyo el mar entero.
No mayor que una mosca,
la marca del destino
repta pared abajo.
El corazón se cierra,
el mar se bate en retirada,
los espejos están amortajados.
4 de febrero de 1963
AQ