Primero es el silencio impresionante
que se extiende en la vastedad
del lago congelado…
Luego, un sonido metálico
que viene de muy lejos
y que borra todas las huellas…
Al final un rumor helado
que nace desde el fondo de la tierra:
no hay forma de volver atrás.
La tormenta de nieve
se cierne sobre Dersu Uzala
y sobre el aguerrido capitán.
“¡Capitán, capitán,
hay que trabajar rápido!
¡Si no trabaja bien, se muere!”
Juntar gavillas esteparias
para construir un refugio
con qué hacerle frente
a la terrible tormenta
no es cosa de juego:
les va la vida en ello.
Y nosotros no nos damos cuenta,
pero nos va la vida en ello
todos los días…
Un trabajo mal hecho
—sea el que sea—
nos perjudica a todos.
Un trabajo bien hecho
—por el contrario—
a todos nos beneficia.
No hay términos medios,
porque la mediocridad
es un trabajo mal hecho.
Las pocas pulgas del buen trabajador
—si no lo sabría bien Kurosawa—
tienen que ver con esto:
No hay forma de condonar
el trabajo mal hecho.
Ni hay necesidad de agradecer
el trabajo bien hecho.
Vivimos juntos,
trabajamos juntos.
A la hora de la tormenta
—y siempre hay tormenta—
lo único que cuenta
es ser impecable.
AQ