Vivir con un secreto familiar
es cargar una brasa ardiente
flotando en medio de un mar de rabia.
Uno se vuelve náufrago
de la vida
y sobrevives aferrándote
al tronco de salvamento
del reino de la salamandra.
Contrarrestas con torpes intentos de amor
lo que te fue dado con cólera.
Late puntual una ausencia
en el fondo del pozo
y acecha una furia envolvente.
Un abuso mordiente nos observa
una tristeza oblicua de dragón
persiste
subterránea
y pincha el alma.
El que usa la boca para intimidar
encubre un arma entre la lengua.
Las palabras
certeras como ballestas
desbocadas
apuntan mortales al corazón
de quien son dirigidas.
Son dardos de pesadilla
pólvora de barbarie
látigo de sombra.
Hoguera, inquisición sin tregua
para el inocente.
El que ha sido atacado,
insultado
humillado
amenazado
pende de un alcatraz celestial
se vuelve lóbrego péndulo,
el colgado del tarot
o el iniciado en el arte de las runas.
Aprende cada uno de los misterios
por derecho propio.
Las Narnias le conceden dicho honor.
AQ