El silencio me arropa con su abrazo.
Me acaricia la cara y me da un beso.
Con el silencio escucho a todo el mundo
tan cerca y hasta el fondo, que es la fértil
nada sobre la cual construimos todo.
En el principio el verbo fue el silencio.
Emanó el cosmos de su pecho madre.
Vibraron por encima de sus ondas
los primeros tejidos de la música,
aquella cuyas cuerdas nos sostienen.
Busco, pues, el silencio en todas partes.
En el silencio escucho nuestra música.
ÁSS