1001 discos de música clásica que hay que escuchar antes de morir es esa guía; es un inventario, un trayecto donde se dan la mano el pasado y el presente a través de autores, obras, directores, solistas y orquestas que capturan la belleza de maravillas como la original Carmina Burana, colección de canciones y danzas del siglo XII que en este libro se invita a escuchar en la versión del Clemencic Consort, bajo la dirección de René Clemencic.
Publicado en español por Grijalbo, el libro, de casi mil páginas, ofrece una visión cronológica que comienza con Carmina Burana, algunos de cuyos textos fueron utilizados por Carl Orff en su famosa obra homónima de 1936, y culmina con el Libro de las horas de Julian Anderson, pieza de 2004 inspirada en los manuscritos iluminados medievales que el libro propone escuchar en la interpretación del Birminghan Contemporary Music Group.
En la introducción, el editor Matthew Rye, explica que todas las grabaciones recomendadas en este libro están disponibles, ya sea a través de discos compactos o de soportes digitales. Es un trabajo en el que participa un grupo de especialistas para plantear una nómina en la que la música de los grandes genios es revisitada por grandes ejecutantes. Así sucede, por ejemplo, con las Sonatas para piano de Mozart interpretadas por Mitsuko Uchida.
Discos con obras de Vivaldi, Beethoven, Bach, Schubert, Schumann, Chopin, entre una larga lista de autores, son presentados con comentarios críticos que contribuyen a contextualizar la composición y la grabación recomendada. De esta manera van surgiendo alternativas en diferentes géneros, en los que se incluyen óperas como el Macbeth de Giuseppe Verdi, con Shirley Verret como Lady Macbeth, en una interpretación excepcional.
Con una edición rigurosa que contiene índice de obras, índice de compositores, glosario y ficha biográfica de cada uno de los colaboradores, el libro está profusamente ilustrado; en cada división cronológica se anotan las características del periodo: barroco, romántico, modernista, etcétera, para descubrirnos mundos como el que encierra Primavera en los Apalaches, de Aaron Copland en la interpretación de la Orquesta Sinfónica de Boston.
Músicos de ayer y de ahora, música de siempre es la que se encuentra en este catálogo donde también están Shostakovich, Pierre Boulez, Benjamin Britten, John Adams y Philip Glass y muchos otros. Donde el melómano puede dar una vuelta de tuerca y sorprenderse con la Carmina Burana de Carl Orff en una grabación de 1974 con extraordinarios solistas, la Orquesta y Coro Sinfónico y la dirección del estadunidense André Previn.
1001 discos de música clásica que hay que escuchar antes de morir es una obra de referencia tanto para los profanos como para los conocedores del arte de las musas.
AQ