Sin el radar de la conciencia
las alas de Caín se han vuelto inteligentes
Oigo el zumbido de la explosión perfecta
En la garganta duele ese montón de nubes bobas
que se apelmazan con hollín y un resplandor de aplausos
El homicida borra la turbulencia después del crimen
Caen los números que aumentan las ausencias
Caen cenizas de un vuelo sin mensaje