Entre el libro electrónico y las editoriales independientes

Día Internacional del Libro

Al contrario de la música y el homevideo, el del libro es un mercado que se ha digitalizado en menor medida, pues se sigue buscando el ejemplar físico.

En México, los libros electrónicos no se consumen tanto como los físicos (Especial).
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Los ojos de la industria editorial están puestos en el libro electrónico como uno de los medios para salir adelante en esta época de crisis, a causa del covid-19, que a las pequeñas editoriales les afecta de manera diferente.

Emiliano Becerril, editor de Elefanta, habla de las oportunidades que pueden generarse para las pequeñas editoriales en medio de esta crisis, en especial porque no tiene tanta preocupación por el flujo de recursos.

“Nosotros ya estábamos cerca de la consolidación y este momento ralentiza ese espíritu y esa emoción. Aun cuando hay libros que se cocina a fuego muy lento, en este momento nos hemos enfocado a trabajar con los libros y reflexionar qué tipo de estrategias vamos a tener que tomar, al tiempo de entender cuál va a ser el desenlace económico de todo”.

Así, la ventaja y desventaja de una editorial como Elefanta es que los costos de operación no son altos, por eso es que el impacto ha sido menor, pero el movimiento de los libros y de las librerías, al estar detenido también se convierte “en una crisis para el proyecto, pero más en el ritmo de crecimiento”.

Valeria Villalobos, de Dharma Books, está convencida de que se puede trabajar en nuevas estrategias de colaboración y de divulgación del libro, a falta de apoyo desde el ámbito gubernamental: desde el sello independiente se organizaron varias promociones con paquetes de libros en venta en la página de Dharma y un porcentaje se guarda para entregarlo a una librería, como si se hubiera adquirido allí.


“Ya de por sí el panorama cultural y editorial estaba siendo cada vez más desolador, por ello resultaba indispensable hacer redes colaborativas. Tenemos tres años de haber empezado, pero la crisis nos agarró medianamente bien parados, en especial convencidos de que dependemos de otro tipo de eslabones”.

El impulso a la parte digital, además, ya no se volvió en una opción, agrega Valeria Villalobos, si bien no todos están preparados para subirse a ese tren de distribución del libro.

Libros electrónicos en México

David Peman, manager de Bookscan México, asevera que no existen datos concretos del libro electrónico en México, sí del Reino Unido y sí que está creciendo, “pero en México, 95 por ciento del negocio, en promedio, es en físico”.

“Al contrario de otras industrias del entretenimiento, como el videojuego, la música o el homevideo, el del libro es un mercado que se ha digitalizado en mucha menor medida, mucho más dependiente del libro físico”.

En ese sentido, los editores entrevistados reconocieron que el libro electrónico es una buena opción para enfrentar la contingencia sanitaria, si bien no hay claridad en el hecho de verdad contribuya a enfrentar las consecuencias de la crisis generada por el confinamiento.

Para Almadía, el libro electrónico puede ayudar para sobrellevar una etapa crítica, porque sí puede generar algún tipo de ingresos, pero tampoco resulta tan representativo, frente a ello le están apostando a las plataformas digitales; incluso, van a lanzar cuando menos 40 títulos nuevos que estarán en oferta digital, al tiempo de aguantar lo más posible el envío a domicilio “para los pedidos en la tienda en línea, pero esos ingresos no generan más allá del diez por ciento de lo que representan las librerías, por ejemplo”.

En Sexto Piso idearon alianzas con otras editoriales y ciertas promociones dirigidas tanto a los puntos de venta en línea, además de que en su página web han hecho ofertas muy agresivas; por ejemplo, todo un segmento de su catálogo circula a 100 pesos

“Están funcionando librerías sólo a través de sus portales electrónicos, Gandhi, Porrúa, Amazon y El Sótano, pero la circulación de libros no alcanza a ser ni el 10 por ciento de la facturación que tenemos al mes”.

Roberto Banchik no define a Penguin Random House necesariamente como un productor de libros físicos, sino más bien de contenido, “en múltiples formatos, por lo que nos hemos adaptado bien: obviamente, las ventas se han caído estrepitosamente, porque no hay manera de que el comercio electrónico sustituya la caída de ventas, pero sí han aumentado mucho las últimas semanas, aunque todavía no ayudan a compensar”.

Pero ahí se abre otro problema, otra historia: la piratería del libro electrónico, pues han comenzado a circular una gran cantidad de Pdfs de libros, a decir de Banchik.

vmb

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