La pandemia se integrará a la literatura: Elisa Díaz Castelo

“Estamos más conectados con nuestra mortalidad o con la de nuestros seres queridos”, dice la poeta.

Ganadora del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes. (Inbal)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Durante los primeros meses de la pandemia, Elisa Díaz Castelo encontró en la escritura una manera de expresar su pesar y su desasosiego ante la posibilidad de la muerte, y es por eso que su poemario más reciente, El reino de lo no lineal, “muestra las caras de la vida a través de la descripción de la muerte”.

“Si bien siempre hemos sabido que la muerte nos ronda, en estos meses su amenaza es mucho más cercana, mucho más patente y tiene una forma definida y una serie de síntomas. Estamos mucho más conectados con nuestra propia mortalidad o con la de nuestros seres queridos y esa conexión con lo perecedero y con la impermanencia me hace querer escribir más”.

Sin embargo, los poemas del libro con el que resultó ganadora del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2020, surgieron en otro momento: se trata de un volumen al que le interesa habitar y atravesar en varios sentidos el umbral entre la vida y la muerte.

La primera parte está inspirada en historias de personas que estuvieron clínicamente muertas y han vuelto a la vida; la segunda, en poemas que giran en torno a un personaje llamado Orfelia, que trata la depresión mayor: una pulsión hacia la muerte.

“Nuestro acercamiento a la pandemia es a través de lo científico, pero en un segundo lo tendremos que integrar a nuestra narrativa, a nuestras historias, por medio de la literatura en general y de otras artes. Este poemario gira en torno a la muerte, pero trata de tener un envés cotidiano, un sentido del humor y una ligereza en torno a temas densos, que se han tratado con cierta solemnidad”, a decir de Díaz Castelo (Ciudad de México, 1986).

El reino de lo no lineal (FCE/Inbal/ICA, 2020) no solo refleja el interés de la escritora por los límites entre la vida y la muerte, sino por lo que es la frontera entre la materia inorgánica y la orgánica, “un salto de vida que me parece aún más maravilloso que la existencia misma de la muerte”.


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