Herederos de una tradición ancestral representada por el uso de la máscara en México, los primos David Rosales Muyaes y Estela Williams Muyaes exponen por primera vez juntos en Rostros de una herencia, en el Espacio 312 del Teatro Silvia Pinal.
Los artistas comentan que gracias al legado de su abuelo Jaled Muyaes, antropólogo y coleccionista de máscaras como símbolos de una tradición de diversas culturas del país, ellos ahora exponen su interpretación de ese objeto, al que le otorgan distintos significados.
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Jaled Muyaes y Estela Ogazón, su esposa, empezaron a coleccionar estas piezas mexicanas desde el siglo pasado (aproximadamente 5 mil). Todas con un gran valor cultural histórico y estético que les heredaron a los artistas.
Por medio de la joyería y el grabado de Estela y de la fotografía de David presentan esta exposición haciendo énfasis en una tradición que aún persiste en el país.
Teatro y transformación
Estela, artista plástica y joyera nacida en Ciudad de México, comparte con el público su visión de la máscara como un objeto ritual y comunitario desde una mirada lúdica y decorativa.
Ella dice que creció junto a su primo David en la casa de sus abuelos, envueltos en el mundo mágico conformado por esta gran colección, producto del imaginario colectivo del arte popular mexicano.
“Como yo estudié teatro, para mí la máscara se volvió un elemento de transformación, no tanto como la personas detrás de la máscara sino más bien en lo que te podías transformar. Realicé una serie de grabados en linóleo inspirándome en diferentes máscaras, intervine algunas, las pinté a mano. También presento una línea de joyería fina en plata, en donde la máscara se vuelve un objeto decorativo y personal”.
Contribuye a la muestra con unas 20 obras, incluyendo la joyería, para destacar el valor etnográfico que su abuelo le dio como antropólogo: “Las colecciones grandes aquí en México como la de René Bustamante, o de Rafael Coronel, empezaron por mi abuelo, que les vendió algunas máscaras”.
Para Estela, de 28 años de edad, fue importante reproducir el aspecto humano de la máscara en seis obras, pero como un objeto decorativo que se puede colgar en una pared o llevarlo como ornamento.
“La máscara es el reflejo del mexicano, en nuestra cultura, de nuestra identidad en las danzas y las fiestas”.
Elementos de la comunidad
David, fotógrafo de 34 años, con una maestría en Psicología social, conjunta su pasión por las máscaras con su profesión como fotógrafo. A su trabajo lo llama “El México (des)enmascarado”.
“Es una colaboración que surge de una simbiosis que desde la cuna hemos tenido ella y yo, ya que nuestra familia se dedicó al coleccionismo de máscaras mexicanas como objetos rituales, de carnavales, fiestas patronales, Día de Muertos y Semana Santa. La máscara es un dispositivo muy importante, utilizado a lo largo de la historia, en el proceso de la evangelización, por ejemplo; representa parte de la mexicanidad”.
La máscara también representa un proceso de resistencia. Cada artista lo plasma en esta exposición, desde su trinchera, él desde la foto con 27 imágenes y ella desde su creación artística con el grabado y la joyería, lo hace para enaltecer estos objetos simbólicos.
“Yo he podido recorrer algunos rincones de México, especialmente de Michoacán y Sonora, en algunas festividades, en Día de Muertos, en diciembre con las Pastorelas, y las fotos que exhibo en esta exposición tratan de los significativo que representa la máscara en los procesos comunitarios y lo importante que siguen siendo en las tradiciones y en las festividades comunitarias que aún continúan”.
Como colectivo, los artistas pretenden entablar una colaboración con artistas que plasman en su obra este tema histórico abordado por la fotografía y el diseño.
David dice que la máscara permite a quien la porta, satirizar, burlarse, y al mismo tiempo, ocultarse, para mostrar la identidad de la persona: “nos permite visualizar, hasta cierto punto, dinámicas de poder dentro de la comunidad”.
El fotógrafo destaca el término comunidad, que tiene que ver con la relación entre sus integrantes, la cooperación, la participación y la solidaridad.
La exposición Rostros de una herencia, en el Espacio 312 dentro del Teatro Silvia Pinal, estará abierta hasta el 13 de agosto.
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BSMM