En una carta de tres cuartillas dirigida a Miguel Treviño, alcalde de San Pedro,Milarca Fernández Zambrano, hija de Mauricio Fernández, le hace saber que gracias a las colecciones de su padre pudo crecer rodeada de cultura, por lo que lamentaría que se prive a los ciudadanos de San Pedro de conocer los objetos que las componen.
"Viví mi infancia y parte de mi adolescencia en una casa que por sí sola me permitió conocer nuestros orígenes, los de nuestro planeta y sobre aquellos grandes artistas mexicanos como Diego Rivera, Frida Kahlo, Francisco Toledo y Sergio Hernández. Fue como si hubiese crecido en un museo".
Al tratar el tema de los museos en conflicto, la hija del ex alcalde le confiesa no conocer los pormenores de la construcción, ni de la asignación de los recursos, ni la constitución del Patronato.
"Lo que sí conozco Miguel, y conozco muy bien, es que no se trata de ningún capricho. No queremos que el municipio nos guarde estas piezas. Eso lo podemos hacer nosotros.
"Me encantaría tener esas piezas en la sala de mi casa, pero eso sí sería un capricho. Lo que queremos es compartirla contigo y con la ciudadanía. Tarea que créeme, no es fácil".
Líneas abajo, Milarca Fernández señala que el dinero público tiene sólo una función: mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, sin buscar retornos, y en muchos casos, en países como México, se destinan a necesidades apremiantes como reconstrucciones, seguridad y combate a la pobreza.
"La cultura, siendo un tema primordial en el desarrollo de comunidad y mejores ciudadanos suele ser relegado. No es un tema urgente. Sus beneficios son difícilmente cuantificables y de muy largo plazo".
Le señala a Miguel Treviño que recibió "a un municipio quizás como ningún otro alcalde lo hizo en México: sin deuda y con dinero para disponer. El mejor escenario para invertir en la cultura".
Le expresa también que no tiene duda que La Milarca será uno de los espacios públicos más importantes de la ciudad para heredar a las siguientes generaciones de sampetrinos la oportunidad de crecer rodeados de cultura.
"Nadie me ha empujado a redactar esta carta, mi papá la lee con la misma sorpresa que tú. No me fue fácil quererla publicar, no me gusta la política y mucho menos el desgaste que conlleva, pero es mi responsabilidad defender el derecho a que todos puedan disfrutar de la cultura".
Se despide pidiéndole a Miguel Treviño que ojalá puedan encontrar la manera de lograr edificar los museos, más allá de las posiciones polarizadas.