En estos tiempos de recortes al gasto público, el Museo José Luis Cuevas, que celebró 27 años de su inauguración el pasado 8 de julio, “sobrevive de milagro”. Hasta la fecha no ha llegado el presupuesto con el que operaba y que le asignaban el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura y el Gobierno de Ciudad de México.
Así que para no cerrar sus puertas, de los 30 trabajadores que tenía en nómina, se quedó únicamente con 12, que hacen de todo con tal de no perder el sustento.
El arquitecto Jorge Gamboa de Buen, presidente de la Fundación Maestro José Luis Cuevas Novelo A.C, dice que todavía no se ha definido la situación del museo, por lo que no tienen director, su librería está cerrada y los recursos para operar salen de donaciones de amigos y del alquiler del recinto. Esto ha evitado que el Museo José Luis Cuevas cierre sus puertas.
Gamboa de Buen recordó que el centro cultural se fundó con una donación de más de mil 460 obras por parte de la familia Cuevas —José Luis, su esposa Bertha y sus tres hijas—, con la condición de que se habilitara, por parte del Gobierno de Ciudad México, el edificio de Academia 13, que era una vecindad.
“Cuando viene el tema del fallecimiento de Cuevas y los conflictos familiares, se empezó a decir que la colección no estaba bien resguardada. El gobierno anterior, con Eduardo Vázquez como secretario de Cultura, nos llamó y nos pidió que actualizáramos la Fundación, y que se aclarara el tema sobre la supuesta venta de obra. Nos costó trabajo que quedara claro que lo que está aquí está inventariado y no se vende”.
Se tomó la decisión de que tanto la viuda como las hijas del maestro, María José, Mariana y Ximena, fueran integrantes de la Fundación, ya renovada. “Estamos a la mitad de la reorganización, porque este gobierno nos dijo: ‘Espérenme tantito, pero no nos han dado dinero en un buen rato’. Por fortuna, el museo está muy bien gestionado. Una tradición que iniciaron los Cuevas, hace casi 30 años, fue rentar el patio para determinados eventos, de donde se obtienen recursos”.
Mientras se está gestionando esta transición, dice Gamboa de Buen, han sido atendidos por el secretario de Cultura local, y la propia directora del INBA se ha reunido con Salvador Vázquez Araujo, pero que no les han asignados recursos económicos para operar: “Nos han prometido presupuesto, no nos han dicho que no hay dinero”.
El año pasado la secretaría de Cultura local les dio un millón y medio, en tanto que el INBA le asignaba un millón 250 mil pesos, pero esa suma ya tiene algunos años que nada más no llega al museo.
No obstante, para conmemorar el segundo aniversario luctuoso del maestro José Luis Cuevas, con la colaboración de algunos artistas y de los curadores Jorge Reynoso Pohlenz y Lourdes Sosa, pudieron montar dos exposiciones de alto nivel, la primera de ellas: José Luis Cuevas. La Ruptura y la transición, conformada por obra de Lilia Carrillo, Rafael Coronel, Vicente Rojo, Enrique Echeverría y Rufino Tamayo.
En tanto que la segunda muestra lleva por título ¡Más que musas! La mujer en el arte, con obra de Olga Costa, Leonora Carrington, Flor Garduño y Betsabeé Romero.
Pueden ver, destacó Jorge Gamboa de Buen, que el Museo José Luis Cuevas es un recinto muy barato si lo comparamos con El Estanquillo. “Estamos trabajando y ofreciendo exposiciones de calidad”.
Y ADEMÁS
ACTUALIZAN “LA CORTINA DEL NOPAL”
Inspirado en el texto “La cortina del nopal”, que escribió Cuevas en 1956, en el suplemento México en la Cultura, Jorge Reynoso, curador de la muestra La cortina del nopal. José Luis Cuevas, la Ruptura y la transición pensó en un montaje con la obra del pintor en el contexto de la generación en la que participó y renovó el escenario del arte mexicano en su momento.
Esta exhibición reúne obra de artistas precursores de ese grupo que trataba de hacer una propuesta distinta a la del realismo socialmente comprometido de la Escuela Mexicana de Pintura: Rufino Tamayo, Carlos Mérida y Juan Soriano.