La ópera El último sueño de Frida y Diego es un espectáculo onírico, lleno de magia, color, tradiciones y cultura, asegura la mezzosoprano tijuanense Guadalupe Paz, quien se prepara en el papel protagónico de la pintora Frida Kahlo.
La obra tiene un elenco muy mexicano: la mezzosoprano Guadalupe Paz en el papel de la pintora nacida en Coyoacán, el barítono Alfredo Daza como el muralista, y la soprano María Katzarava como La Catrina. Su estreno mundial será el 29 de octubre en el Civic Theatre de San Diego, California, en Estados Unidos.
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De la autoría de la compositora estadunidense Gabriela Lena Frank y del libretista cubano-americano Nilo Cruz, es una ópera cuya elaboración inició en 2019.
En entrevista con MILENIO, Guadalupe Paz destaca que El último sueño de Frida y Diego es una obra que promueve e impulsa una ópera cantada en español, resultado de una coproducción con las casas operísticas de San Francisco y Fort Worth, la Escuela de Música de la Universidad DePauw de Indiana y el apoyo de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Austin, Texas.
“Es para mí una gran oportunidad representar a este personaje y dar a conocer la historia de Frida y Diego, de su amor por México, por nuestras raíces y la cultura mexicana, y sobre todo su interés por rescatar lo indígena”, detalla la artista, quien estudió canto en Italia y, al regresar a México, fue reconocida en el Concurso Nacional de Canto Carlo Morelli.
La mezzosoprano, que se ha presentado en el Palacio de Bellas Artes, los Teatros Degollado, Bicentenario, Ángela Peralta y el Macedonio Alcalá, precisa que “esta ópera no se basó en hechos verídicos o históricos, está inspirada en ellos dos como artistas, así como en la cultura y el folclor mexicano”.
Amor por la cultura
La mexicana se siente honrada de presentar esta obra en Estados Unidos, “llevando a escena mis costumbres y mis raíces, mi amor por la cultura y por el arte; creo que comparto con Frida Kahlo el hecho de que utilizamos nuestros instrumentos –ella el pincel, yo las cuerdas vocales– para expresar nuestros sentimientos, y comunicarnos con la audiencia. Ella decía que a la persona que mejor conocía era ella misma, por todo el tiempo que estuvo en cama, ya que lo único que observaba en el espejo era su propia imagen”.
Lupita Paz adelanta que el inicio del libreto se centra en los últimos días de vida de Diego Rivera; en su agonía, llama a Frida para que lo ayude a cruzar el camino hacia el mundo de los muertos.
La Catrina –interpretada por la maestra María Katzarava–, le pregunta a Frida sí irá de regreso al mundo ante el llamado de Diego, pero ella se rehúsa. En la partitura se escucha a la propia Frida peleando con La Catrina, ya que no quiere volver, le dice que Diego con ella fue un demonio.
“Finalmente la convence, regresa al mundo; una de las partes más emotivas para mí, ese dueto que tiene con Alfredo (Diego): no es un dueto de enamorados, sino de amor por el México antiguo, con todas sus raíces indígenas y Tenochtitlan, eso es una página muy gloriosas de la ópera, para mí es uno de los ápices de la composición de la maestra Gabriela; tiene una manera de orquestar que te envuelve, que te comunica los colores, y al cerrar los ojos te puedes sentir en México”.
Todo está en la fantástica partitura, en el trabajo que han hecho la compositora Gabriela Lena Frank y el maestro Nilo Cruz: ambos lograron delinear al personaje de Frida, refiere Guadalupe Paz.
“Yo la conocía desde otra perspectiva, como la pintora mexicana por excelencia, de la cual se habla más por ser un icono de la cultura pop y cuya imagen está en camisetas, bolsas y carteras. Ahora hago mío todo aquello que no sale tanto a la luz de Frida, como su resiliencia y su amor por la vida: vivir feliz a pesar de todas las circunstancias que la rodeaban. No haber podido ser madre pese a su gran anhelo de serlo. No vivir un amor recíproco con Diego, como lo expresó en sus cartas y en sus pinturas. Aprendieron a ser pareja de una manera muy abierta, pues ambos tuvieron sus affairs”.
Frida, agregó, fue una persona única, un genio, lo que ha permitido llevarla a escena en esta gran ópera.
Un tono que refleja el carácter de Kahlo
Por lo regular, en un 60 por ciento de las óperas las sopranos son las protagonistas; generalmente la voz de la mezzosoprano tiene roles antagónicos. En este caso, en la ópera El último sueño de Frida y Diego se inclinaron por la voz de una mezzosoprano, una voz más fuerte, gruesa y grave para reflejar el carácter y el humor negro de Frida Kahlo.
hc