El mercado de arte sacro enfrenta desde hace décadas enormes retos debido al robo y tráfico ilegal de piezas que forman parte del patrimonio cultural e histórico de numerosas comunidades.
En este contexto, la pintura de San Francisco de Asís será devuelta, un triunfo para la comunidad que anhelaba su regreso. Fue sustraída en 2001 de la parroquia homónima en San Francisco Mazapa, Teotihuacán, Estado de México.
Después de 24 años de ausencia, la valiosa pintura del siglo XVIII San Francisco de Asís, Nueva España (México) regresará a la Parroquia de San Francisco de Asís, este domingo 9 de noviembre a las 14:00 horas.
Se dio con su paradero porque en 2018 el supuesto propietario la llevó a Morton Subastas y la dejó a consignación con la intención de que fuera vendida, relata el historiador David Collepardo sobre la obra robada, que mide 159 centímetros de alto por 101 centímetros de ancho.
En entrevista con MILENIO, Collepardo, quien además es gerente del departamento de antigüedades de la casa subastadora, declara que como parte de los protocolos para evitar comercializar piezas robadas o con historias oscuras, se protegen mediante comunicación interna porque es habitual que una misma pieza pueda ser ofrecida por diferentes intermediarios.
“Cuando detectamos alguna alerta o antecedente dudoso, simplemente no procedemos a subastarla. En este caso, la herramienta clave para nosotros fue y es la colaboración con el Art Loss Register (Registro de Arte Perdido), que audita los catálogos a escala internacional y supervisa cada consignación para verificar que no existan conflictos legales”.
En el Art Loss Register les advirtieron que esta pieza tenía un registro de robo de la iglesia en Mazapa en el año 2001.
Morton recurrió a esta instancia porque es el principal proveedor de información para el mercado artístico pues mantiene la base de datos privada más grande del mundo del arte, las antigüedades y los coleccionables del mundo, con más de 450 mil búsquedas al año. Su labor es contribuir a determinar si un artículo ha sido reportado como robado, desaparecido o saqueado.
En su página oficial se indica que expertos de todo el mundo, incluidas las casas de subastas de Sotheby’s y Christie’s, utilizan sus servicios para verificar la procedencia de los artículos antes de comprarlos o manipularlos, y recomienda a la policía, a las aseguradoras y al público registrar los artículos que han sido robados para maximizar sus posibilidades de recuperación y registrar disputas o artículos dentro de las colecciones.
Iconografía novohispana
Collepardo dice que la pintura virreinal robada es un óleo sobre tela que está dedicado y fechado con la leyenda: “A devoción de Don Gregorio Juan, alcalde actual en 3 días del mes de diciembre del año de 1747”.
“Es de gran calidad técnica y forma parte del rico legado cultural religioso de México en la tradición de arte sacro, cuya iconografía novohispana tenía el propósito de transmitir el fervor cristiano en iglesias, conventos y en hogares de la época”.
La pieza será devuelta a sus legítimos dueños, lo que significa, además, la restitución de un símbolo vivo para la comunidad, que a través de sus costumbres y festividades mantiene viva la devoción hacia Francisco de Asís, comentó Collepardo, egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Agrega que la recuperación es mucho más que un acto legal o administrativo: es la recuperación de una parte del alma de una comunidad que nunca olvidó su existencia. La devoción de sus habitantes está expresada en la tradición y en cada festividad.
Morton Subastas asumió todos los gastos del traslado para asegurar que la pieza regresara a su lugar legítimo.
“La demora para devolver la obra a la parroquia se debió a un tema legal, es decir, se debe al protocolo legal, el cual fue liberado a finales del año pasado”, comenta.
Restitución de obras históricas
Además del caso de la pintura de San Francisco de Asís, Morton Subastas ha tenido otros procesos de recuperación de obras con antecedentes legales o con procedencia cuestionable para fortalecer la confianza en el mercado artístico, dice David Collepardo.
Los protocolos no solo se aplican en arte sacro: “En arte moderno y contemporáneo colaboramos con fundaciones y museos para validar la autenticidad y procedencia de las piezas. La multidisciplina es clave para evitar la circulación de bienes ilegales o robados”.
Un ejemplo es el de unos documentos históricos que llegaron a subasta, algunos con alto valor documental y político, como actas firmadas por figuras como Miguel Hidalgo, José María Morelos, Agustín de Iturbide, Javier Mina y Juan O’Donoju, que denunció el Archivo General de la Nación.
“Hemos tenido que enfrentar estos casos donde la Fiscalía General de la República retuvo estos documentos para su análisis y decidió, con base en la Ley General de Archivos que prohíbe la venta del Patrimonio Documental de la nación, decomisarlos y restituirlos. Morton siempre coloca la ética y legalidad por encima de cualquier interés comercial”.
Collepardo reconoce que la ley sobre archivos y documentos ha sido compleja en su comprensión inicial para la casa de subastas, pero han ido adaptándose: “Al principio no teníamos claro qué se podía comercializar y qué no, pero ahora somos muy estrictos y respetuosos con las disposiciones legales, siempre en colaboración con las autoridades”.
La aspiración de Morton, argumenta, es ser un referente donde se entienda que el valor de una obra va mucho más allá de lo económico. El respeto a la historia, la cultura y a la comunidad es primordial.
PCL