Preguntas para la cultura

Teatro

Y hoy, ante una nueva Secretaría de Cultura y un plan con vocación vasconcelista las preguntas siguen vigentes: ¿Cómo se está articulando?

Hacer mil festivales puede generar la noción de cultura como derecho. (Especial)
Jaime Chabaud Magnus
Ciudad de México /

Por años he escrito sobre la urgencia de la participación de la Secretaría de Cultura (antes Conaculta) en acciones que de verdad toquen la realidad de la gente en un país en estado de guerra. En 2013, Tovar y de Teresa anunciaba el Programa de Prevención del Delito a través de la cultura. En su discurso, Tovar afirmaba: “México […] necesita desarrollar acciones que se encaminen a la regeneración de su tejido social, la recuperación de la autoestima individual y colectiva, la afirmación de identidades locales, […] el fomento de las industrias creativas como un modo de participación e inclusión social…”. Todo sonaba tan bien y parecía que al fin los planes para la cultura no se inscribirían en la ocurrencia o en mega proyectos huecos.

Poco después se echaba a andar “Caminos de Michoacán”, que se manejó con opacidad atroz y, los artistas de la localidad, por ejemplo, jamás fueron involucrados en las acciones artísticas emprendidas. Total, lo que parecía que sería un gran trabajo horizontal con comunidades y municipios para integrar la cultura y las artes en la vida de la gente como elemento de sanación y de integración, terminó en un total fracaso y olvido.

Entre otras razones (amén de que alimentó la corrupción), el fracaso se debió a que jamás se aterrizó el programa a nivel de cancha. Las autoridades no se acercaron a artistas y organización civil para armar un plan maestro. ¿Quién iba a animar (por ello existe el concepto de “animación cultural”) a la gente a insertar el arte en su cotidiano? ¿Cómo articular los esfuerzos? ¿Qué instrucción era necesaria? ¿Cuántos empleos temporales se crearían para organizar grupos amateurs y clases de artes en comunidades y municipios? ¿Cómo se aterrizan las buenas intenciones de democratizar la cultura? Se requieren muchas cabezas y manos y una gran articulación para que esto suceda de verdad sin generar burocracia. Y hoy, ante una nueva Secretaría de Cultura y un plan con vocación vasconcelista las preguntas siguen vigentes: ¿Cómo se está articulando?

TRASPUNTE

PRÁCTICA DE LAS ARTES
Hacer mil festivales puede generar la noción de cultura como derecho, pero no necesariamente transforma a una sociedad. La práctica de las artes rinde resultados permanentes y es por ello tan entusiasmante que se piense en los municipios y ciudades del país.

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