El tenor mexicano Héctor Sandoval llega a su papel número 60 en esta temporada de la Compañía Nacional de Ópera de Bellas Artes, al debutar hoy en la ópera Fidelio, la única que compuso Ludwig van Beethoven. En conmemoración del 250 aniversario del compositor —que no se pudo celebrar el año pasado por la pandemia— canta el rol de Florestán los días 2, 5, 7 y 9 de diciembre.
En entrevista con MILENIO, el tenor habla del reto que representa debutar en este papel en el máximo recinto cultural de este país. “Cualquier debut es importante, pero Florestán representa un reto para mí, pues se requiere un canto determinado, pleno, intenso pero sin llegar al límite. Beethoven fue claro al componer esta obra porque, a pesar de no indicar específicamente las indicaciones para el canto, lo hace con la orquesta y ve al canto como un instrumento más”.
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El cantante reconoce que es importante que su debut en esta ópera sea en México donde comenzó su ilusión de cantar. “Además, hacerlo en el Palacio de Bellas Artes con un elenco internacional y reconocido me llena de ilusión. Espero tener la oportunidad de regresar seguido a este maravilloso teatro que me llena el alma de luz, pues aquí me vieron mis padres por primera vez en una ópera y siempre lo recuerdo. Ahora, con esta producción, estoy debutando mi rol número 60”.
—¿Tuvo algunas dificultades para dialogar con este personaje de la única ópera de Beethoven?
Definitivamente tuve problemas por varias razones. Una de ellas es el idioma alemán, que requiere de trabajo específico, y otra, que la tesitura en el aria está siempre en una zona difícil para cualquier tenor. Además, al final del aria te exige aún más, un extra, un punch pues sube a la zona aguda pensado como un grito desesperado de delirio y esperanza, junto con espejismos y espectros que ve Florestán en su primera aparición en la mazmorra, donde lleva más de seis meses sin luz, agua ni comida. Esta delirando textualmente pensando que su amor Leonore lo rescatará.
—¿Cómo se siente de regresar a México tras seis años de ausencia, ya que estuvo cantando en Austria y en España?
Sinceramente siempre es un gusto volver a mi país y que me traten con tanto respeto y con admiración por tantas experiencias que he vivido. Y es aún más lindo volver a ver a tus compañeros de estudio, todos ellos unos profesionales, no solo en el canto sino también haciendo otras actividades, pero siempre relacionadas al arte.
—¿Cómo se siente en este regreso a los escenarios después de la pandemia?
Vengo de cantar Il trovatore, de Verdi, en Heidenheim, y algunas otras cosas, como saltar a rescatar una función de Tosca, en Helsinki, cuando se presentó una indisposición del tenor en ese momento. Me siento muy contento de haber tenido estas oportunidades, a pesar de la pandemia.
Pero, efectivamente, es una sensación extraña ver cómo el cuerpo empieza a requerirte de entrenamiento o que el que tuviste no fue suficiente, pues el instrumento requiere de un trabajo específico y el teatro te da eso que no adquieres en un salón de clases o en el estudio. Es por eso que el cantante de ópera tiene que cantar en un teatro y someterse al entrenamiento correspondiente.
—¿Cómo se ha preparado para interpretar a Turiddu en Cavalleria rusticana de Mascagni?
Turiddu es otro reto muy interesante porque, a pesar de que la música de Mascagni es hermosa, el rol es uno de los que si no controlas la emoción puede ser tu perdición. Es todo un reto tratar de permanecer tranquilo sin que te lleve el temperamento a dar de más o exigirle al instrumento más de lo que puede. Es un arma de dos filos. Ya empecé a trabajarlo y es muy hermoso.
—¿Qué presentaciones tiene programadas para el 2022?
Vuelvo a Alemania con una serie de funciones de Aida en el Teatro de Chemnitz y con otro nuevo rol, Jacopo, en I due Foscari, un papel lleno de matices y heroísmo típico de Verdi que te pide una voz clara, plena y bien controlada, pues lo escribió en una zona más bien complicada para el tenor. Es necesario resolverlo con calma y bien porque si no, no será posible terminar de cantar la ópera. Es un rol duro.
Egresado del Conservatorio Nacional de Música, Héctor Sandoval estuvo bajo la tutela del maestro Enrique Jaso y continuó su formación en la especialidad de ópera y arte dramático en la Escuela Superior de Música de Viena. Entre sus reconocimientos figuran: primer lugar en los concursos internacionales Werther, en Rheinsberg, Alemania, y Grojan Grozavescu, en Lugos, Rumania, así como dos nominaciones como Cantante del Año por la crítica europea.
PCL