‘Pundonor’

LA CRÍTICA/TEATRO

Evidentemente el talento enorme de Garrote como actriz nos sostiene, al igual que el trabajo de dirección de Spregelburd.

Andrea Garrote protagoniza ‘Pundonor’, monólogo de Rafael Spregelburd. (Especial)
Jaime Chabaud Magnus
México /

Para el lector-espectador o practicante del teatro mexicano, el nombre del dramaturgo-director argentino Rafael Spregelburd es bastante conocido. También su trabajo constante con una actriz fenomenal que es Andrea Garrote que le ha acompañado a varias giras a nuestro país. Tienen ya un par de décadas larguitas colaborando y forjando lenguaje común. Pero ella cuenta en su haber, además, con varios textos teatrales importantes. El más reciente se acaba de estrenar la semana pasada en el Complejo Teatral San Martín de la ciudad de Buenos Aires: Pundonor. Con Rafael dirigiendo y la misma Andrea actuando, en esta obra encontramos un parentesco con La guerra de Klam del alemán Kai Hensel, que aborda un mundo similar en versión masculina: el de un docente que ha caído en desgracia.

En Pundonor, la profesora universitaria que encarna Garrote lleva un proceso en donde un evento fortuito, el haber asistido un día a las aulas olvidando ponerse la falda, la arroja al descrédito y vejación por parte de estudiantes, colegas y funcionarios universitarios, por una parte; y por otra, al deterioro emocional como consecuencia de lo primero. Y este punto de partida, que podría parecernos trivial, permite hincar el diente en muchas capas tanto de lo social, lo universitario y lo femenino (y feminista, porque ha sido una alumna quien, por defenderla airadamente, ha sido el detonador de su desgracia). Así, luego de una temporada larga de permiso, la profesora Claudia Pérez Espinosa, se enfrenta nuevamente a un alumnado al que imagina (y es) feroz. Algunos de ellos están repitiendo su curso sobre Michel Foucault y en ello ve una amenaza latente.

El monólogo escrito por Garrote se articula mediante la imposibilidad de la maestra de dar una clase tranquila y normal. Su fragilidad-rabia-vergüenza-frustración la lleva una y otra vez a interrumpir la clase, hacer reclamos, presuposiciones, confesiones, etcétera, que imprimen una sensación de caída libre del personaje. Quizá lo único reprochable en este espléndido trabajo (que podría perfectamente ser invitado al circuito del Festival Teatro a una Sola Voz del 2019), es el peso del “allá y entonces”, del pasado de la docente. Si bien las estrategias dramatúrgicas de dosificación de la información y el lento develamiento que nos hace de las consecuencias del evento fortuito nos mantienen en la butaca, hay un punto en donde decae, poco más allá de la mitad. Evidentemente el talento enorme de Garrote como actriz nos sostiene, al igual que el trabajo de dirección de Spregelburd. Imperdible si usted, lector, planea viajar a Buenos Aires.

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