En el Espacio Cultural Infonavit dio inició el ciclo de charlas y actividades “La Ciudad y Monsiváis”. La ceremonia de apertura fue encabezada por la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, el director general del Infonavit, Carlos Martínez Velázquez, la periodista y recién galardonada con la medalla Belisario Domínguez, otorgada por el Senado, Elena Poniatowska y la académica Beatriz Sánchez Monsiváis.
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Emocionada, Poniatowska celebró algunas frases de Monsiváis “porque a él le gustaría que lo recordáramos sonriendo”:
- “O ya no entiendo lo que estaba pasando o ya pasó lo que estaba entendiendo”.
- “Si nadie te garantiza el mañana, el hoy se vuelve inmenso”.
- “Los pobres nunca serán modernos, se comunican por anécdotas, no por estadísticas”.
- “Uno pasa inadvertido si se viste como pidiendo empleo en una oficina de gobierno”.
- “El que viaja con frecuencia en el Metro ya carece con posibilidades de ascenso”.
- “Lo importante de tener dinero es que la gente lo sepa”.
Luego de compartir estos y otros aforismos, la escritora leyó fragmentos de una carta que Monsiváis le envió desde Essex, desde su soledad porque viajar no era fácil y en ese momento eran cercanos pues estaban en el final del movimiento estudiantil de 1968 con el trágico desenlace el 2 de octubre. Él le manifestó su preocupación por su situación económica porque regresaría a México sin un centavo, le confesó además su renuencia a trabajar en alguna agencia de publicidad porque “desgasta y atrofia”. Después vino una revelación que puede considerarse histórica, Monsiváis escribió: “Releí Posdata para mi ensayo, es un trabajo lúcido, precioso, Octavio (Paz) es, sigue siendo, admirable. Y me va a costar mucho esfuerzo plantear con organización y rigor mis discrepancias teóricas respecto a su posición. Pero ya se requiere una suerte de polémica entre nosotros”. “Seguro todos ustedes recuerdan su polémica con Paz”, remató Elena Poniatowska.
Luego leyó las aspiraciones de Monsiváis como cronista, dedicarse al reportaje y al show business y al teatro, al comentario político. “Oficial de nada, en eso temo convertirme. Las múltiples vocaciones suelen unificarse en el amateurismo perfecto”, decía el cronista.
Poniatowska continuó: “Para mí lo que hizo Monsi fue organizar la memoria, sintetizarla, volverla literatura, hacer que participen en ella voces anónimas. A Monsi, la emergencia de los movimientos sociales le corría en la sangre y se le volvió tinta. Carlos fue testigo, juez y parte. Disminuir la impunidad de la política mexicana fue una de las tareas que él mismo se impuso. De tanto escribir sobre movimientos sociales, el propio Monsi se volvió él un movimiento social que hoy todos seguimos como una gran marcha parecida a todas a las que él asistió. Monsiváis fue un ejemplo de vida y de creación, no solo para una mujer como yo, sino para muchos jóvenes que ahora lo siguen”.
Así habló Elena, con la voz quebrada por un nudo en la garganta.
La escritora también recordó el activismo de él en favor de las personas homosexuales, de los jóvenes, que fue implacable contra los dogmas de los conservadores, contra el autoritarismo. “Monsiváis fue nuestra gran conciencia nacional”.
Después de ese discurso implacable poco quedó para evocar a uno de los grandes autores que México ha dado en el último siglo.
Crítico y generoso
En su discurso, la secretaria de Cultura celebró la apertura de un espacio cercano a los derechos culturales, público y cercano a la gente en una zona de la ciudad donde antes no lo había y contiguo a un importante hospital donde los familiares de los pacientes necesitan un espacio donde tengan el remanso de un libro, de una película, un museo cerca.
Frausto recordó la conquista de los derechos en la calle gracias a líderes extraordinarios, de los que Carlos Monsiváis (4 de mayo de 1938-19 de junio de 2010) siempre fue parte desde su conciencia, desde su vocación, su mirada crítica y profundamente democrática. Del valor que dejó al enseñarnos a apreciar la cultura popular sin barreras que dividieran. Destacó el papel que jugó luego de los sismos de 1985, cuando la calle y el espacio público no volvieron a ser lo mismo.
Beatriz Sánchez Monsiváis, prima del autor y colaboradora de él, rememoró su legado, sus libros y sus colecciones, que hoy se exhiben en el Museo del Estanquillo. Lo recordó como un primo generoso y siempre dispuesto a ayudar. Alguien que luchaba sin cesar por lo que él creía y pensaba. Mencionó que desde muy joven descubrió su vocación como escritor y periodista.
Carlos Martínez Velázquez, director del Infonavit, resaltó que la obra de Monsiváis resignifica la importancia de la vivienda como espacio político, económico y social. Una ciudad que fue retratada con las crónicas del autor, especialmente después de los sismos de 1985, donde se encendió una chispa que inició un cambio en la capital del país cuando mundos distintos se encontraron para dialogar, innovar y pensar desde esa diversidad.
En las diferentes actividades de ese día también participaron el escritor Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica, Marta Lamas, escritora y Jesús Ramírez, vocero de la Presidencia.
Segunda jornada
La segunda jornada de “La ciudad y Monsiváis” se llevará a cabo el 11 de mayo, a partir de las 11:00 horas, en el Auditorio Carlos Payán, del edificio del Infonavit La casa de las y los Trabajadores.
El programa de ese día incluirá distintas mesas y una conferencia magistral. Una de las actividades es “Terremoto 85. Una mesa de diálogo”, en colaboración con Proceso, en la que se hablará de No sin nosotros, de Monsiváis.
También habrá actividades y experiencias para continuar el homenaje, como un recorrido urbano arquitectónico, en colaboración con el Museo del Estanquillo, por los lugares del Centro Histórico que Monsiváis narró en su obra. Será el día 20 a las 11:00 horas.
Para el cierre de “La Ciudad y Monsiváis”, el 1 de junio se realizará un conversatorio entre el activista y poeta Javier Sicilia y el escritor Rafael Rodríguez Castañeda.
PCL