En la inauguración de la primera etapa de la Refinería de Dos Bocas “Olmeca” se exhibió la pintura La Aurora de México, de David Alfaro Siqueiros (Ciudad de México, 1896 - Cuernavaca, Morelos, 1974). Mientras eso sucedía, en Ciudad de México se anunciaba que la casa que el muralista mexicano legó al pueblo de México había concluido su restauración integral.
El cuadro de 120 por 79 centímetros que apreció el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pertenece a un coleccionista particular, indicó Lucina Jiménez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).
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La obra está firmada y fechada en 1947. Es un grafito, tinta y piroxilina sobre papel, que despliega la imagen de una mujer que en sus brazos cobija a unas torres de petróleo, como símbolo del patrimonio nacional.
En la dedicatoria se lee: "Al partido comunista/ A los trabajadores organizados/ A Vicente Lombardo Toledano/ A Lázaro Cárdenas /Que reivindicaron para el patrimonio nacional la industria del petróleo".
La industria petrolera en el arte
De acuerdo con el catálogo de Morton Subastas, que la puso a la venta con un precio estimado de salida de entre 2 millones 800 mil pesos y 3.5 millones de pesos, la pintura La Aurora de México fue realizada por Siqueiros después de haber pasado más de tres años fuera del país por el intento de asesinato contra León Trotsky.
Morton aclaró a MILENIO que el lote salió a subasta el 19 de mayo de 2016, pero que el cuadro no se vendió.
La obra cobra relevancia ya que la realizó Siqueiros en un año que marcó un crecimiento en México debido al descubrimiento de un nuevo yacimiento petrolero al norte del país que propició una mejora económica.
A partir de dicha obra, en 1947, Siqueiros realizó un trabajo sobre papel dedicado a los personajes que reivindicaron la industria petrolera. En él se conjunta una narrativa histórica y una metáfora nacionalista.
“El conflicto por el petróleo inició cuando empresas extranjeras trataron de impedir la formación de sindicatos para la protección de los derechos de los trabajadores, por lo que gracias a la dirección de Vicente Lombardo Toledano, quien estuvo a la cabeza de la clase obrera y del presidente Lázaro Cárdenas, se decretó en 1938 la nacionalización del petróleo y la expropiación de los bienes de las empresas petroleras. Ambos personajes son retratados por Siqueiros en la parte superior izquierda de la obra”.
De acuerdo, con el texto de la exposición ¡Puro mexicano! Tres momentos de creación, de Adriana Patiño, montada en 2014 por el Instituto Nacional de Bellas Artes, la obra “está habitada por una mujer mayestática (solemnidad, elegancia o grandeza capaz de infundir admiración y respeto), en cuyos brazos resguarda unas torres de petróleo que representan el patrimonio de la nación. Su ademán recuerda al de una madre protectora, en su rostro se esboza una sonrisa anunciando mejores tiempos para México y su economía posiblemente generado por el nuevo descubrimiento del yacimiento”.
Se explica que debajo de ella se esboza el mar y los minerales que emergen de las torres extractoras de petróleo. “Las formas y el volumen de la mujer recuerdan a una escultura pétrea con rasgos prehispánicos. Algunos autores sugieren que el artista encontró inspiración en las máscaras teotihuacanas. Esto es acentuado por el contraste de tonalidades de la obra creando un gran dramatismo”.
El cuadro hecho por Siqueiros fue planeado para un mural que nunca se realizó, por lo que en la parte inferior —fuera del cuadro— se aprecia una representación muy pequeña de una familia admirándola.
La obra La Aurora de México, de David Alfaro Siqueiros, regresará a su coleccionista, así lo explicó la directora del INBAL. Solo viajó para la apertura de la Refinería de Dos Bocas.
Sus propietarios quisieron que esa obra se exhibiera en el evento debido a que tiene que ver con la historia del petróleo y con la historia del arte.
PCL