Si usted viaja a Buenos Aires próximamente puedo decirle con certeza que algo del mejor teatro del mundo sucede en el Espacio Callejón, el pequeño teatro de la calle de Humahuaca 3759. A este espacio le ha dado cuerpo y alma uno de los dramaturgos más importantes de nuestra lengua que es Javier Daulte, ya bastante conocido en México y que además, en su papel de director, ha montado en su ciudad El filósofo declara de nuestro gran Juan Villoro. Siniestra es el primero de los espectáculos que pude ver de él en días pasados y que se compone de dos breves piezas: Cronoterapia y El actor. Ambas se inscriben en la ciencia ficción pero también en otras categorías por lo que clasificarla es un poco inútil. Daulte autor nos lleva por los universos del juego con el tiempo, con el espacio, con lo que es real. Pero no me estoy refiriendo a estructuras fragmentarias que cachondean el orden cronológico de las peripecias sino con un cuestionamiento profundo de los conceptos.
En la primera obra, Daulte director nos somete a un vértigo actoral que Silvia Gómez Giusto, Federico Buso, Carla Scatarelli y Matías Broglia asumen extraordinariamente. La escenografía de Julieta Kompel y la iluminación de Sebastián Francia nos encajonan en un cubo en donde las paredes (invisibles para nosotros) y las cosas que habitan el espacio, nos la crea la palabra y el cuerpo de los actores. Y nada es lo que parece. En ese espacio creado por una siniestra compañía donde tu yo presente se puede encontrar con tu yo pasado para corregir o evitar el devenir, la historia va poco a poco enrareciéndose hasta dar unas vueltas de tuerca que más parecen saltos mortales invertidos pues, como en la canción de “Edipo de Tebas” de Les Luthiers, uno de los personajes resultará ser su propio hijo por lo que su esposa será su propia madre. Y sin embargo, tampoco hay contundencia en ello porque la zona de la verdad también es ambigua como las paredes del cubo-habitación que al intentar ser atravesado (sin lograrlo) produce en los personajes una especie de micro orgasmos o epifanías inexplicables.
En la segunda obra, otra empresa (o la misma) ofrece servicios de encuentros con actores idénticos a un ser querido muerto. Los actores poseen tal cantidad de información y están tan asumidas la gestual y sicología de sus personajes a representar que a los contratantes les resulta prácticamente imposible diferenciarlos de su ser querido perdido. Imposible en este breve espacio describir la experiencia estremecedora, bella y singular de Siniestra. Si anda por BsAs corra a verla. Esperemos tenerla por México pronto.
‘Siniestra’ de Javier Daulte
La Crítica/Teatro
En la primera obra, Daulte director nos somete a un vértigo actoral que Silvia Gómez Giusto, Federico Buso, Carla Scatarelli y Matías Broglia asumen extraordinariamente.
México /
LAS MÁS VISTAS