Se tuvo que preparar psicológicamente, ya que no todos los días la invitan a cantar con las estrellas más reconocidas del mundo de la ópera en uno de los escenarios más emblemáticos como lo es el Festival Pentecostés de Salzburgo, reconoce la soprano mexicana Rebeca Olvera, quien interpretará el papel de Berta en El barbero de Sevilla, del 3 al 6 de junio, bajo la dirección musical de Gianluca Capuano y la dirección escénica de Rolando Villazón.
“Es uno de los compromisos más importantes de mi carrera y desde que recibí la invitación me he preparado lo mejor posible, tanto musical como vocalmente para poder tener el mejor desempeño y estar a la altura de las circunstancias, y por supuesto, de mis compañeros”, indica la solista de la Ópera de Zúrich.
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La cantante comparte con MILENIO uno de sus más preciados recuerdos: el momento en el que recibió por primera vez —ya hace algunos años— el contrato por correo en un sobre enorme con el logotipo del festival que tantas veces había visto, tanto en carteles como en grabaciones de ópera.
“Fue muy emocionante abrirlo, tenerlo en mis manos y firmarlo. Tengo en mi memoria también el día que viajé a Austria, extremadamente ilusionada por empezar la aventura y el sueño de cualquier cantante de ópera: participar en este legendario festival. Y bueno, ya para la primera función, después de haber trabajado muchísimo y de haber entregado todo mi corazón en el escenario, no cabía de felicidad cuando me enteré que me estaba convirtiendo en la primera mujer mexicana en cantar en el Festival de Salzburgo. Me sentí muy orgullosa de poder representar así a mi país, y sobre todo a las mexicanas. Fue y sigue siendo una responsabilidad que me tomo muy en serio”.
Rebeca Olvera (Puebla en 1979), quien regresa una vez más al festival, actuará al lado del barítono italiano Ildebrando D’Arcangelo, y de la mezzosoprano italiana Cecilia Bartoli. Explica que el rol de Berta es muy particular, tanto en lo histriónico como en lo vocal, ya que Gioachino Rossini escribió esta ópera considerando a dos cantantes diferentes, que en algún momento se unieron y dieron origen al papel de Berta.
“La cantante debe estar preparada para abordar un registro grave, casi de mezzosoprano, pero tener las aptitudes de una voz que tenga facilidad en los agudos. Especialmente para el final del primer acto, donde Rossini exige al menos dos Do sobreagudos, más los que se acumulen en las variaciones que vengan ya sea por parte del director de orquesta, o por inspiración propia. Con Rossini siempre hay espacio para el ‘embellecimiento’ de la melodía para que las voces puedan lucirse aún más”.
Asegura que ha alcanzado un control vocal que le permite abordar los roles con mayor seguridad, así como una madurez histriónica que, sumada a la experiencia acumulada en los últimos años, le permite disfrutar cada minuto en el escenario, cuando antes había muchos momentos de duda, nervios y titubeos.
Olvera también regresará a la Ópera de Montecarlo con un título de Rossini que todavía no puede compartir, porque la compañía aún no anuncia su temporada 2022/2023. También incursionará en el repertorio wagneriano con la producción de Siegfried en la Ópera de Zúrich, en donde se está presentando todo el ciclo de El anillo del Nibelungo, por lo que le da mucho gusto poder agregar un compositor más a su repertorio y más uno tan interesante como lo es Wagner.
—¿Cómo es un día de ensayo previo a esta gran presentación en Salzburgo?
Cuando estamos en el proceso de montar la escena, los ensayos normalmente duran tres horas y casi siempre tenemos dos al día. Siempre intento llegar una media hora antes de empezar para vocalizar un poco y para ponerme el vestuario de ensayos, que es lo más parecido posible al vestuario original y permite al director de escena darse una idea de cómo será el resultado final, y a nosotros de qué movimientos podemos hacer. Entre ensayo y ensayo normalmente hay tiempo suficiente para comer algo o incluso para ir a casa y descansar un rato, lo cual es muy valioso porque a veces los ensayos de escena pueden ser agotadores.
—¿Qué representa estar en las ligas mayores de la ópera y cantar en el concierto de gala “Carmencita y Amigos”, compartiendo el escenario con Plácido Domingo, Cecilia Bartoli, Rolando Villazón, Maria Agresta, Piotr Beczala, María Pagés e Ildebrando d’Arcangelo?
Tengo la fortuna de haber trabajado ya con todos los cantantes con los que compartiré el escenario ese día, y te puedo decir que todos y cada uno de ellos son artistas admirables y aún más personas adorables, lo que me ayuda a transformar los nervios en emoción; por supuesto con unos he cantado más que con otros, pero creo que será como una bellísima reunión familiar y no podría sentirme más honrada de haber sido invitada a esta fiesta de talentos únicos en el mundo.
—¿El rol de La Cenicienta, de Rossini, y las obras de Rossini en general qué le dicen a usted como cantante, implica algún reto su interpretación?
¡Definitivamente! Rossini es un compositor muy querido por mi voz, pero es cierto que no todos sus roles se pueden cantar de igual manera; cada uno tiene retos y características distintos, a pesar de estar todos escritos para soprano. Con unos debo cuidar la línea del canto, con otros las agilidades; a veces el reto está en los agudos y otras veces en el registro grave. En el caso de mi papel en La Cenicienta, siendo la única soprano del elenco, es muchas veces la voz más expuesta y la afinación tiene que ser perfecta, especialmente en los ensambles donde todas las voces cantan juntas.
—¿Por qué intervenir en una gala en beneficio de la Asociación Mundial de Amigos de la Infancia?
Creo que todo el mundo lo tiene presente, pero más como mexicana, estoy consciente de la importancia de solidarizarse con las personas más vulnerables y qué causa más noble que apoyar a los niños más necesitados. Y ya que no puedo brindar mi ayuda directamente, es un honor para mí poder hacerlo a través de mi canto, digamos, a manera de agradecimiento, para aquellos que tienen la posibilidad de hacer grandes cambios donando su tiempo o sus recursos. Me hace feliz el pensar que el hecho de hacerlo al lado de grandes personajes como Plácido Domingo, Rolando Villazón o Cecilia Bartoli implique que la ayuda sea proporcional a la grandeza de estos artistas.
PCL