Los de más alta sociedad llegan en suntuosos atuendos y se arremolinan a las puertas del recinto a inaugurarse. Es 1899. La expectativa crece tras ver los avances de la ciudad durante el Porfiriato: el Teatro Renacimiento, hoy Teatro Fru Fru, es el primero con electricidad en el país.
La reja está asegurada con una gruesa cadena, sólo la cruza la indiscreción de la mirada, pero se pierde claridad entre la oscuridad que reina en el lugar. Recortadas entre las sombras, se ven las figuras que daban la bienvenida al público. Hoy, entre la pandemia de covid-19, que ha cerrado los teatros, y los cambios administrativos del lugar, sólo se siente una gélida onda al pasar por el Teatro Fru Fru.
El que en un momento fuera el teatro con mayores avances tecnológicos en la Ciudad de México hoy se ancla de las viejas glorias. Los problemas legales lo han dejado con aperturas intermitentes durante los últimos veinte años; sin embargo, su icónico estilo sobresale cada tanto para recordar su lugar en la cultura popular.
Tras su apertura, el Teatro Renacimiento, ubicado en la antigua calle Puerta Falsa de San Andrés -hoy Donceles-, fue comprado en 1906 por el empresario Francisco Cardona, quien lo rebautizó con el nombre de Virginia Fábregas, “la reina del teatro en México”, y quien era su esposa en ese momento.
Como una característica intrínseca del espacio, la transgresión ha sido el espíritu que recorre sus butacas y aguarda a una nueva puesta en escena tras los telones de seda: la luz eléctrica pasó a la vanguardia de Fábregas, quien fue pionera del papel femenino en el arte teatral mexicano.
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Junto con Esperanza Iris, quien posteriormente se haría de su teatro en la misma calle, Virginia Fábregas “mostrarían al mundo masculino que en el mercado de la escena, el crédito femenino tenía bastante más que decir a la hora del reparto general del público y de las ganancias”, recuerda el historiador Ricardo Pérez Montfort.
Hasta los años veintes el inmueble estuvo bañado por el éxito con reconocidas obras, pero pronto llegaría el ocaso y cerraría sus puertas en la década de 1930. Así permanecería varios años, con miras a ser demolido, pero resistió el embate de los años.
La llegada de Irma Serrano
La actriz Irma Serrano,‘La tigresa’, compró el inmueble en 1973, lo remodeló y le cambio el nombre por el actual, Teatro Fru Fru. La cartelera también se renovó, pasó de La Dama de las Camelias a A calzón amarrado. Se plasmaban en el escenario temas tabú como la sexo y la homosexualidad.
Una de las primeras obras que se montaron en el Fru Fru fue Naná, basada en la novela de Émile Zola, y protagonizada por la misma Tigresa. Se mantuvo en cartelera con gran éxito por dos años. La prostitución, relaciones lésbicas y desnudos son algunas de los puntos que causaron interés en el público. Entre las actrices que colaboraron en esta época con Irma Serrano y su gestión del teatro está Isela Vega, otra afamada y polémica actriz.
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A la par, otras figuras transgresoras del teatro en México sumaron esfuerzos para levantar el telón del ex Teatro Renacimiento; Pablo Leder, uno de ellos. Él alternó su carrera en las artes escénicas con el cine, en ambas áreas fue precursor de los temas de la diversidad sexual. También unió fuerzas con Nancy Cárdenas para dar una respuesta desde el teatro a la pandemia del Sida.
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Leder presentó a su maestro, el cineasta Alejandro Jodorowsky, y a La Tigresa, quienes comenzaron a trabajar juntos en el proyecto teatral Lucrecia Borgia, pero la mancuerna no resultó y terminaron estrenando cada quien por su lado.
El Fru Fru, lugar del 007
Actualmente, con las medidas sanitarias por la pandemia de coronavirus, los teatros están cerrados, enfrentando una crisis; el Fru Fru no está exento de ella. Sus puertas están encadenadas y sólo se puede ver, si se camina por detrás del Museo Nacional de Arte, un letrero que promete que "pronto comenzará un nuevo camino".
Además de ser espacio intermitente para espectáculos pequeños de bandas emergentes u obras de bajo presupuesto, el Teatro Fru Fru también ha sido, durante los últimos años, locación para películas y videos como Spectre (2016) de la franquicia del agente James Bond.
El duo británico de música electrónica, Disclosure también aprovechó el misticismo arquitectónico para hacer el festivo video de su sencillo "Omen", en el que colabora su compatriota Sam Smith.
Pese a los problemas, el Fru Fru, Virginia Fabregas o Renacimiento, revive con fuerza después de cada tanto y tiene una temporada de éxito y vanguardia. Prueba de ello es que en medio de la segunda ola de covid-19 la cantante chilena Mon Laferte grabó un concierto en Donceles 24 para transmitirlo en streaming.
DMZ