Para paliar un poco la precariedad por la que atraviesan los artistas escénicos a consecuencia de los estragos de la pandemia, la Universidad Iberoamericana apuesta por impulsar y promover a este sector.
Una de las directrices principales en la nueva gestión de la Ibero es apostarle al teatro y la danza, a las artes vivas, a través del proyecto Iberoteatro, explica Lorena Abrahamsohn, a cargo de la gestión del Centro de Exploración y de Pensamiento Crítico (CEX).
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“La Ibero se ha propuesto apostar por las artes vivas, para regresar al cuerpo colectivo, volver a la congregación y a la presencia de una creación artística”.
¿Cómo lo harán?: a través de La Casa de Ariadna, proyecto escénico que les ocupará hasta junio de 2022. Se trata de una trilogía escénica que parte de la intervención a una obra artística que ya existía y que se encuentra montada en el Teatro del CEX.
En entrevista con MILENIO, Abrahamsohn precisa que esta idea surgió cuando empezaron a ver las reacciones de las personas que visitaban la instalación artística, que eran muy disímiles entre sí, y fue entonces que pensaron en ponerla al servicio de las artes escénicas.
Para ello se lanzó una invitación a diferentes grupos y compañías para que imaginaran un proyecto que pudieron trabajar en una suerte de coproducción: “porque también nos involucramos en la parte creativa de cada uno de los montajes”.
La institución impulsó tres montajes diferentes, pero todos parten y están unidos por la pieza Metro y medio, la cual es una suerte de laberinto que nació a propósito de la pandemia, pero que ha ido cambiando y modificándose conceptualmente.
Obras en un laberinto
Abrahamsohn detalla que se ofrecerán tres obras en medio de un laberinto, “lo que significa arte dentro del arte y eso nos emociona mucho. Aunque debo aclarar que la instalación no es una escenografía, lo que intentamos es que sea una intervención a la pieza, que respete su naturaleza; los resultados han sido muy interesantes y de vanguardia, con lenguajes distintos a los que estamos acostumbrados a ver”.
El primer montaje, Co-incidencias, es una creación del CEX y el colectivo escénico Coincidentes Teatro, programado para el 18 de febrero y del cual se ofrecerán ocho funciones. Estará protagonizado por Roberto Sosa, “un actor muy generoso dentro y fuera de la escena: es muy creativo y excelente persona. Le veremos haciendo cosas que no estamos acostumbrados a verle, usando su cuerpo, casi con una directriz dancística”.
De forma paralela la Ibero promoverá una iniciativa ciudadana de apoyo a las artes escénicas emergentes, denominada Público Consciente, a partir del Primer Fondo de Apoyo a las Artes Escénicas Emergentes, iniciativa del CEX.
“Lo que impulsaremos es que tanto individuos de a pie como colectivos, pasando por instituciones pública y privadas, incluidas las universidades, apoyemos con recursos económicos, como una forma de hacernos cargo de los espectáculos que queremos ver y que nos representarán a través de la historia”, puntualiza Abrahamsohn.
La idea es que los boletos de las puestas en escena no tendrán costo, pero sí se invitará a la gente a que aporte la suma que desee donar. “Lo recaudado servirá para producir nuevas puestas en escena de artistas emergentes de Ciudad de México. La idea es sistematizar e institucionalizar este proyecto que será totalmente transparente y autosustentable. Al día de hoy se han recabado 300 mil pesos”.
La Ibero está creando con ello, afirma Lorena Abrahamsohn, formas seguras de volver a los escenarios y a los teatros, sin poner en riesgo la salud de los espectadores.
A propósito de la pandemia, el artista visual Juan Carlos Henríquez creó una instalación transitable de metro y medio, un laberinto de plástico transparente que se recorre solo por dos personas a la vez, donde cada una de ellas entra por lugares distintos para realizar su recorrido y al final las dos se puedan encontrar.
PCL