Para no entrar en polémica sobre el año de la fundación de México-Tenochtitlan, luego de que arqueólogos como Eduardo Matos Moctezuma lo cuestionaran de “querer manipular la historia”, el presidente Andrés Manuel López Obrador dejó abierta la fecha, sin mencionar, como lo venía haciendo, que el año del origen de la ciudad mesoamericana es 1321, y no 1325, como lo confirman los investigadores y los códices prehispánicos.
En la ceremonia denominada México Tenochtitlan, Más de Siete Siglos de Historia, celebrada ayer en el Museo del Templo Mayor, el jefe del Ejecutivo dijo que “la fundación de la ciudad de México hace 700 años fue el inicio de una etapa nueva y fecunda de la historia de nuestro país. Se sabe que entre 1321 y 1325 un grupo de indígenas procedentes del norte se asentaron en este sitio para conseguir su sustento y desarrollar sus creencias, conocimientos y cultura. Visto a la distancia, resulta admirable de qua esta frágil tribu chichimeca haya erigido en apenas 200 años un poderoso Estado, una cultura sobresaliente y una potencia que dominó toda el área de Mesoamérica".
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A unos metros de la Casa de las Águilas, cuya techumbre de 20 toneladas de peso se colapsó tras la granizada del pasado 28 de abril, López Obrador, más que hablar del momento y del mito fundacional de esta gran urbe, afirmó que “pocos pueblos en el mundo logran una hazaña semejante. El éxito de sus actividades productivas y el avance científico permitió a los mexicas afianzar el poderío bélico, pero no todo fue guerra y sometimiento de pueblos. Hay evidencia de que los mexicas alcanzaron un importante refinamiento astronómico, en hidráulica, agricultura, comercio y manufacturas. Así puede constatarse en la diversidad de alimentos y otras mercancías representadas en el mural que Diego Rivera pintó en Palacio Nacional”.
Fascinante metrópoli
En su intervención, Dilma Rousseff, ex presidenta de la República Federativa de Brasil, invitada de honor en esta ceremonia, elogió el gobierno de López Obrador.
“Regreso a México con inmensa alegría de volver a descubrir un país cuyo gobierno está construyendo un horizonte de justicia social, de igualdad para su pueblo, un pueblo que encuentra en su gobierno la fuerza del compromiso de efectivas conquistas y que se destaca de frente a un pasado de tantas promesas que no fueron cumplidas”.
Rousseff indicó que se puede pensar que “la ciudad de México ha sido fundada sobre las ruinas de México-Tenochtitlan, pero estoy convencida, y creo que todos nosotros lo estamos, de que se fundó sobre su esplendor, sobre su grandeza, sobre vidas, voces, diversidades y culturas; sobre la historia que todavía resiste, se resiste en todos los rincones de esta inmensa ciudad, que se vuelve legible en el presente de esta fascinante metrópoli”.
Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de Ciudad de México, expresó que la celebración reconoce la magnificencia de México-Tenochtitlan, y con ella la resistencia cultural de los pueblos originarios: “La grandeza de México proviene de culturas milenarias y centenarias. Este año se celebran dos siglos del México independiente y se cumplen 500 años de la llamada Conquista, pero tomamos la decisión, precisamente este año, de celebrar a los mexicas, al origen, a la resistencia, a la grandeza de esa civilización y todas las que construyeron y precedieron al náhuatl”.
Testimonios de una ciudad grandiosa
Antes de la llegada de los españoles, dijo López Obrador, “Tenochtitlan era una ciudad grandiosa, como lo expresaron con admiración los propios invasores, mediante la pluma del historiadorBernal Díaz del Castillo y la del mismo Hernán Cortés”, quien describió una ciudad “llamada Tenustitlan, que está, por maravilloso arte, edificada sobre una grande laguna…”.
yhc