Propiciar la reflexión entre tragones de todas edades, que ven un refugio y una manera de llenar vacíos emocionales al consumir comida no saludable, es la apuesta de la aventura gastronómica que cuenta, a través de una obra de teatro, Las terribles desventuras del Dr. Panza.
Este personaje hará lo posible para seducir a las personas que se encuentre a su paso para que consuman alimentos ricos en azúcar y conservadores, “se trata de una farsa para todos los paladares”, explica el dramaturgo Ángel Luna.
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En entrevista con MILENIO, indica que la puesta en escena arranca temporada en el Teatro Varsovia del 18 de marzo al 21 de mayo, los sábados y domingos.
Cuenta que es una comedia con música en vivo, que provoca risas al abordar los problemas del sobrepeso y la discriminación entre chicos, grandes, gordos, flacos, altos morenos y güeros. Los mensajes son amarse y aceptarse a sí mismo, así como la importancia del respeto, la igualdad, la libertad y aprender a poner límites.
La compañía Jengibre Teatro realiza la puesta en escena, que muestra una forma divertida de hablar de los asuntos que afectan a las infancias, como el bullying por el sobrepeso, la discapacidad y la discriminación.
Problemas graves
“La historia del Dr. Panza tiene que ver con la perspectiva de los malos, lo que nos permite divertirnos mucho, jugar y exponer lo que sucede en situaciones que nos llevan a comer en exceso. En este caso, el Dr. Panza se encarga de engordar a los niños y de convencer a los papás, por medio de muchas estrategias, incluso recurre al disfraz, para que las personas llenen vacíos emocionales en la vida”.
Todo inicia porque la corte Venenito amenaza al Dr. Panza si no le lleva a más niños y padres obesos, de lo contrario amenazan con quitarle el doctorado, así que él echa a andar un plan junto con sus ayudantes, Chicharrón y Mueganito, para atraer más víctimas a Villa Pozole, Villa Jamón y Villa Pastelito Relleno para que coman hasta reventar.
El Dr. Panza se encuentra con los casos de dos niños, Jairo, quien tiene a un padre ausente, y logra convencerlo para que se refugie en la comida para llenar ese hueco emocional con malos hábitos alimenticios, ocasionando que suba de peso y se vuelva el centro de las burlas.
El otro caso es más complicado. Se trata de Julito, un niño que nació con una discapacidad, sin una mano, pero a él no le gusta el azúcar así que no busca refugio en la comida, y no solo eso, no tiene ningún problema con su discapacidad, para él es parte de su normalidad. Entonces el Dr. Panza decide persuadir a los papás para lograr su propósito.
“Las terribles desventuras del Dr. Panza está acompañado de música en vivo y de mucho humor porque los personaje son como los malos que conocemos en las historias, de pronto son un poco torpes, a veces ingeniosos, por lo que propician ciertos enredos a través de situaciones un tanto fantásticas que están aderezadas con la escenografía y diseño de vestuario de Mauricio Ascencio, para crear el mundo imaginario del Dr. Panza”, dice Luna.
En la obra hay mucha comedia, música y en algunas partes interactúan con el público, pero analizando un tema como la obesidad, una pandemia en México, por el consumo de comida chatarra.
“Aunque hemos logrado una batalla con los etiquetados, todavía persiste esta problemática por lo que es importante hablar del tema y hacer conciencia, pero hay un asunto que está detrás de todo eso. La obra va para aquellos que caemos y nos refugiamos en la comida cuando tenemos ansiedad, estrés o problemas, con lo que terminamos cayendo en las manos del Dr. Panza, esta sensación que tenemos a veces de un vacío emocional, lo llenamos con la comida”.
La obra ganó el Programa Nacional de Teatro Escolar del Sistema de Teatros de la Ciudad de México en 2017 y fue seleccionada un año después por el INBA para su programación de Teatro Escolar. Se presenta sábados y domingos a las 13:00 horas en el Teatro Varsovia, Varsovia 9, colonia Juárez, gracias al estímulo del artículo 190 de la LISR EFIARTES.
PCL