Toledo: luto por el creador de una zoología mágica

“El arte está de luto: ha fallecido un extraordinario promotor cultural”, señala AMLO; el oaxaqueño murió a los 79 años de cáncer de pulmón.

Francisco Toledo (Cuartoscuro)
Su obra se convirtió en una de las más destacadas en el mundo. (Especial)
Su obra se convirtió en una de las más destacadas en el mundo. (Especial)
Jesús Alejo Santiago y Leticia Sánchez
Ciudad de México /

Francisco Benjamín López Toledo, el hombre de alma juchiteca, el oaxaqueño que antepuso la preservación de sus costumbres y tradiciones a la fama que alcanzaría fuera de su terruño, como se lo aconsejaba Rufino Tamayo... Ese personaje que recorría de prisa las calles y que volaba papalotes en Oaxaca, falleció este jueves a los 79 años de edad.

El presidente Andrés Manuel López Obrador escribió en su cuenta de Twitter: “El arte está de luto. Ha fallecido el maestro Francisco Toledo, oaxaqueño, gran pintor y extraordinario promotor cultural, auténtico defensor de la naturaleza, las costumbres y las tradiciones de nuestro pueblo. Descanse en paz”.

La familia emitió un comunicado pidiendo que se respetara su dolor y la manera en que el maestro manejó su intimidad, anunciando que a partir de las 23:30 de ayer, en el IAGO, habría una ofrenda para quien quisiera acudir.

Alejandra Frausto, secretaria de Cultura federal, también en su cuenta de Twitter, sin anunciar si le organizarán un homenaje póstumo o alguna exposición retrospectiva escribió: “Los ojos más vivos que han visto Oaxaca. Los ojos más bellos que lo recrearon todo. La tierra con pies de maíz. Caminaba surcando, caminaba sembrando, caminaba exigiendo, caminaba floreciendo. Cada paso de Toledo germinaba”.

Considerado uno de los creadores más importantes de México, Francisco Toledo, el artista, el luchador social, el filántropo, el amigo, deja una enorme producción plástica.

En un intento por reunir su labor de seis décadas, Fomento Cultural Banamex editó cuatro tomos con la obra localizada de Toledo: más de 7 mil obras, de las cuales 2 mil aparecen impresas en este compendio editorial, incluso en varias ocasiones le propuso organizarle una gran exposición retrospectiva, a lo que Toledo se negaba con el argumento de que desconocía el paradero de mucha de su obra, entre ella la que había realizado en el extranjero.

En el IAGO, el Centro de Artes Gráficas de Oaxaca, el lugar que creó para apoyar la creación artística, y que vendió por un peso al Instituto Nacional de Bellas Artes, sus pasos y su risa ya no se escucharán.

El Istmo de Tehuantepec llora a su hijo pródigo; a pesar de que Toledo nació en 1940 en la colonia Tabacalera, él se asumía de Juchitán, porque al final de cuentas, aseguraba: “Uno es de donde quiere ser, el lugar donde nací por accidente no significa nada para mí”.

LA IMAGINACIÓN DE TOLEDO

Francisco Toledo fue el cuarto de siete hijos de Francisco López Orozco y Florencia Toledo Nolasco. Juchitán no fue su lugar de nacimiento, pero su territorio fue todo el istmo de Tehuantepec, al que conoció en toda su flora y su fauna: entre lagartos, grillos, chapulines, armadillos, coyotes, peces, tortugas, iguanas, culebras, conejos y cocodrilos.

Animales transformados en su imaginación, no solo como elementos míticos de sus raíces indígenas, sino con las tonalidades, muchas veces el colorido, que lograba extraer del pincel, la pluma y el lápiz, para convertirlos en obras de arte, en creaciones que le dieron al artista oaxaqueño uno de los sitios más importantes en la historia del arte mexicano de todo el siglo XX y lo que llevamos del XXI.

“En última instancia, sus figuras y asuntos pertenecen entrañablemente a su convicción estética, no son mensaje o literatura postiza, no son agregado o pretexto, sino disposiciones de un orden indivisible, donde se complementan materiales, colores, formas e imágenes fragmentadas”, escribió en cronista Carlos Monsiváis, uno de los interlocutores más cercanos del artista.


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