Érika Méndez se puso en los zapatos de las niñas y los niños para concebir un show de danza, teatro y música. Ella creó Moby Dick. Fomento a la lectura para los pequeños, pues considera que hay pocos espectáculos destinados al público infantil.
Esta obra se repone en la Sala Miguel Covarrubias, de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, los días 9, 23 y 30 abril a las 12:30 horas, con música original escrita para estas presentaciones por la Orquesta del Juguete y el apoyo de Efiartes, el estímulo fiscal del artículo 190 de la Ley del impuesto sobre la renta que obtuvo el año pasado para ejercerlo en 2022.
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"Es una reposición que nos permite mejorar la obra, pues antes de este apoyo no teníamos música original, ahora ya contamos con la composición espectacular de Julio Ordóñez Orellano, que le da un toque muy especial a la obra porque se cuenta también de manera auditiva y sensorial".
La prestigiada coreógrafa y directora recuerda: "Me pregunté, ¿qué tipo de danza me gustaría ver si fuera niña? Y descubrí que la obra tendría que estar inspirada en Moby Dick. Con esta propuesta artística quise contribuir a promover la lectura en México".
Fotos: Gerardo Castillo y Bayron Hernández
El sueño de Érika Méndez, como fundadora y directora de Lagú Danza, era crear una aventura maravillosa, y evocando su niñez se reencontró con Moby Dick, de Herman Melville, escrita en 1851, pues gracias a esa historia nació su gusto y amor por la literatura y las historias del mar.
"Fue por eso que se me ocurrió que Moby Dick podría ser una buena opción para dar un bello mensaje y fomentar así la lectura entre los pequeños y los jóvenes".
Música, danza y voz
¿Qué elementos tiene esta coreografía para favorecer el fomento a la lectura?
El principal es la danza, aunque también contamos con el recurso del teatro, los títeres y la música, por supuesto que tenemos también grandes actores, quienes realmente hacen magia en el escenario.
¿De qué forma consiguió que la coreografía esté envuelta en el argumento del libro?
Porque es la recreación del libro de forma sintetizada, enriquecida con la danza y con los textos narrados por Israel, cuya voz es de Gabriel Pangarró, quien dobla al personaje del director Symour Skinner en Los Simpson, por lo que los espectadores se sorprenden y enseguida quieren identificar de quién es la voz pues les resulta muy familiar. Gabriel está muy contento de ser la voz de la narración porque dice que también es su libro favorito.
Fotos: Gerardo Castillo y Bayron Hernández
¿Cómo fue que la obra se presentó en un acto de solidaridad tras el sismo de 2017?
Después del terremoto del 19 de septiembre íbamos mucho a Tepito a dar funciones prácticamente en las banquetas. Pero nos hemos presentado en escuelas, ferias de libros y hasta en escenarios importantes, como el teatro Esperanza Iris.
Ahora estarán en la sala Miguel Covarrubias, la más importante de danza de la UNAM.
Sí estamos muy contentos porque ese espacio es muy significativo, la sala Miguel Covarrubias representa para los bailarines algo importante en nuestra carrera.
Esta obra se reactivó precisamente a partir del sismo de 2017, cuando ustedes decidieron llevarla a diferentes lugares para brindar apoyo y compartir arte en un momento tan trágico.
Las personas nos agradecían muchísimo que en esos momentos de tragedia les lleváramos un poquito de humor y de arte, pues les caía muy bien. Con Moby Dick llegaron a diferentes albergues y fuimos hasta Xochimilco. Incluso en esa presentación se nos accidentó un bailarín porque se esguinzó el tobillo debido a que Xochimilco estaba devastado y el piso muy cuarteado.
¿Qué le permite asegurar que esta coreografía está fomentando la lectura?
Hemos tenido experiencias muy gratificantes. Fuimos a dos escuelas que se ubicaban en un cerro de Iztapalapa. Les preguntamos a los niños que si les gustaba leer y la respuesta fue un total ensordecedor sí. Y estaban como de malas porque los estaban obligando a ver una obra de teatro, sin embargo, cuando terminamos, los niños empezaron a gritar “¡Moby Dick, Moby Dick!” Y un niño que se nos acercó, nos dijo que al él no le gusta leer, pero que quería leer Moby Dicken y preguntando en qué lugar lo compraba.
“Cuando nos presentamos en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, en esa calle hay diferentes librerías y una amiga me cuenta que llegó una mamá con sus hijos. Dijo que acababan de ver una obra por lo que querían comprar la novela de Moby Dick”, de verdad que es muy gratificante escuchar eso, sobre todo en estos momentos que estamos compitiendo prácticamente con la tecnología, con Netflix y con los youtubers. Hacemos también crítica a los papás que no les gusta leer y que les dejan las tabletas a los niños, y no es aleccionamiento, solo compartimos este mensaje de manera amable".
Además
Es una obra para todo público. Definitivamente, dice la creadora, las risas más fuertes son de los papás y las mamás porque usamos humor negro, algo que la convierte en un espectáculo para chicos y grandes. Es una historia fuerte y está contada así, con sus momentos de humor, y eso a los niños les encanta.
hc