Arantxa Chávez será una de las encargadas de representar a México en el trampolín de tres metros en Tokio, cuenta ya con una de las 12 plazas que tendrá el equipo en la justa olímpica y forma parte de los deportistas del Ejército Mexicano.
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Inició su carrera en el trampolín a los seis años, primero en la Ciudad de México, después respaldada como civil por los gobiernos de Jalisco y Guanajuato; hoy, se presenta como “soldado clavadista” y es en las Fuerzas Armadas donde encontró una nueva vocación desde hace al menos cinco años.
“Cuando me dijeron quieres ser parte del Ejército Mexicano, dije sí, sí quiero; yo quiero portar el uniforme, los colores del Ejército”, dice en entrevista con MILENIO - La Afición desde el Heroico Colegio Militar, y previo al confinamiento obligado al que será sometida, a un mes de la inauguración de los Juegos Olímpicos.
Su carrera deportiva ha estado ligada a la fosa de clavados y a un entrenamiento de hasta ocho horas diarias, para ella simplemente “no hay tiempo como para ser vanidosos en el cabello”.
Además de ser deportista de alto rendimiento, la clavadista de 30 años cuenta con estudios en nutrición y actualmente está por concluir la carrera de Comercio y Negocios Internacionales en línea, y para ella, la milicia es sinónimo de responsabilidad y constancia, pero eso –dice– “es de lo que aquí me han enseñado”.
Arantxa ya tiene experiencia en justas olímpicas, pues compitió en Londres 2012, donde quedó en la ronda preliminar; hoy por hoy, se dice lista para dar el máximo en la fosa y en una contienda que será diferente con todos sus matices, principalmente ante la inesperada pandemia de covid-19, que modificó el espectáculo deportivo.
“Van a ser Juegos Olímpicos muy diferentes, yo el recuerdo que tengo de Londres es que en mi preliminar, las gradas estaban llenas de gente, mexicanos con sus banderas gritándote, aplaudiéndote, ahora serán diferentes, las gradas estarán vacías o solo con personas locales, pero sé que desde México me van a apoyar”.
Aunque para Arantxa la pandemia de SARS-CoV-2 sí modificó la forma de entrenar, paradójicamente, la pudo utilizar a su favor para sanar de un desgarre en la pantorrilla: “Ya cuando nos dieron luz verde para entrar en la alberca teníamos muy restringidos los horarios, teníamos que respetar una hora de alberca, una hora de gimnasia, salirnos y tener todos los cuidados, todo, pero es complicado porque una hora no era suficiente para poder entrenar”.
Hoy, ya vacunada contra covid-19, y después de un intenso entrenamiento prácticamente confinada, se convirtió en seleccionada nacional tras concluir los análisis del pasado control técnico en el Centro Nacional de Alto Rendimiento (CNAR); ahora, buscará pasar a la historia del deporte en el que México ha conseguido 14 preseas olímpicas y seguir los pasos de atletas como Germán y Laura Sánchez, Alejandra Orozco o Paola Espinosa.
Aunque para ella, lo más importante es disfrutar la competencia, “salir contenta de la alberca y saber que lo di todo en mis ejecuciones”.
ZZM