Este 2021 vivimos un periodo de transformación para el deporte olímpico y su entorno, una revalorización de la actividad deportiva después de más de 13 meses de sortear los efectos de la pandemia del covid-19 en México y el mundo.
Con un sinfín de ajustes y cambios de último momento en nuestra vida cotidiana y obviamente los magnos encuentros deportivos, entre ellos los Juegos Olímpicos, la cita en Tokio 2020 este verano es una luz al final del túnel, un espacio en el que con las restricciones sanitarias elevadas al máximo, el mundo del deporte experimentará un antes y un después.
Tras la tempestad viene la calma y la Familia Olímpica -y seguramente todos- esperamos que del 23 de julio al 8 de agosto la ciudad de Tokio sea testigo de la resiliencia de cerca de 8 mil 500 competidores (164 mexicanos) en acción.
Todos los atletas harán historia al salir a la cancha, la pista, el tatami, montar sus bicicletas, correr, nadar y demás ante unas gradas sin miles de aficionados extranjeros y locales que tradicionalmente acompañan esta fiesta deportiva en su edición 32.
Aun así, la esencia del Olimpismo prevalece, la pasión por competir y pelear un lugar en el podio está más viva que nunca. Después de cinco años de espera todos los atletas y sus equipos de trabajo mostrarán al mundo una nueva etapa en la que extrañaremos los gritos, la euforia y hasta los abrazos al final de cada prueba, pero no la entrega y esfuerzo que los caracterizan.
Hoy la sana distancia es prioridad, sin embargo, no dejaremos de reconocerlos a la distancia, de apoyarlos desde donde estemos, aún más con el alcance de la tecnología que jugará un papel clave en la difusión de las transmisiones olímpicas a todo el planeta.
Las condiciones, sin duda, serán muy distintas a las de Juegos Olímpicos pasados. Ahora predominan los protocolos de seguridad con estrictos monitoreos del estado de salud de los deportistas y un seguimiento a sus acciones en la Villa Olímpica y sus áreas de competencia.
Nada ha sido y será igual después de la pandemia, pero todo evoluciona y debemos adaptarnos a esta nueva realidad en la que cambian las formas, no el fondo. Qué mejor que los Juegos Olímpicos como ejemplo social para encontrar nuevas formas de hacer las cosas, ser más eficientes, fomentar el trabajo en equipo unidos por el bien común y conscientes de que la adversidad nos hace más fuertes como personas y como sociedad.
En México contamos con una delegación olímpica muy comprometida que durante meses ha hecho hasta lo imposible para mantenerse en forma, trabajando en solitario y a distancia y apenas comienza a reencontrarse en los espacios acostumbrados de entrenamiento con cubrebocas, sana distancia y protocolos sanitarios a la orden del día.
En este contexto, los Juegos Olímpicos, la esencia misma del deporte, son más que un aliciente, son parte de la solución ante la pandemia que aún padecemos y que tarde o temprano dejaremos atrás. Tokio 2020, estamos listos.
Carlos Padilla Becerra
Presidente del Comité Olímpico Mexicano
@CarlosPBMx