La lucha es uno de los principales deportes de los Juegos Olímpicos, pues está presente desde las ediciones más antiguas, desde la edición de 708 a.C., misma en la que se incorporó el pentatlón. Desde su nacimiento, la lucha se desarrollaba con el estilo libre y la grecorromana se sumó la justa deportiva en la era moderna.
Historia de la lucha en los Juegos Olímpicos
En 1848, el francés Jean Exbrayat, quien fue soldado de Napoleón durante la guerra de su país, ideó un nuevo tipo de lucha en la que sólo se puede derribar al rival con la parte superior del cuerpo y del mismo modo, sólo dicha zona de la anatomía puede ser atacada. En un principio, se le llamó lucha francesa, pero tiempo después el italiano Basilio Bartoli la bautizó como grecorromana.
Casi medio siglo después, en al regreso de los Juegos Olímpicos para la primera edición de la Era Moderna, en 1896, la lucha grecorromana fue incluida en el evento deportivo, pero la libre no estaba dentro y fue hasta San Luis 1904 cuando ésta se incorporó. La rama femenil se sumó en Atenas 2004.
Ambas clases de combate son consideradas o llamadas olímpicas y el término que las diferencia es que una es libre y la otra ya mencionada grecorromana. En esencia la reglamentación es la misma.
Diferencias entre la lucha olímpica y la grecorromana
En ambas modalidades el combate se desarrolla en un tapiz o colchoneta donde los dos hombros del rival deben tocar de manera fija para ganar o la victoria puede declararse mediante a las calificaciones obtenidos gracias a las técnicas de lucha mostradas por los atletas.
Entonces, la diferencia entre las dos es que en la grecorromana solo pueden usar la parte superior del cuerpo y los brazos para derribar al oponente, mientras que, en la libre, como s nombre lo indica, se puede usar cualquier parte del cuerpo.
MGC