Andy Reid es considerado como uno de los mejores head coaches en los últimos años de la NFL. Su tenacidad y flexibilidad para crear equipos sólidos en poco tiempo respaldan los hechos. Sin embargo, en su etapa con Philadelphia vivió el momento más complicado de su carrera: la muerte de su hijo.
En la mañana del 5 de agosto de 2012, Andy salió de casa para trasladarse a las prácticas con Eagles. En el camino recibió una llamada inesperada por parte de la policía local. Reid se enteró de la muerte de su hijo mayor Garrett, quien fue encontrado sin vida en su cuarto en la Universidad de Lehigh.
Tras la llamada, Reid notificó la noticia a su cuerpo técnico y los dejó al mando de la práctica, ya que regresó a su hogar para informar a su esposa lo que había pasado. Más tarde la pareja se trasladó al campus, al llegar el jefe de policía le dijo que su hijo falleció por sobredosis de heroína. Para desgracia del head coach, esta situación tarde o temprano llegaría, debido a que Garrett había peleado contra las adicciones por ocho años.
Luego de estar en la cárcel junto con su hermano Britt en 2007 y 2009, quien también tenía problemas con las drogas, Garrett entró en rehabilitación. Había conseguido un trabajo como entrenador asistente, pero no pudo continuar con la batalla.
Ese mismo día el gerente general de Eagles dio algunas declaraciones en apoyo a Reid. "Esta es una mañana difícil para todos nosotros en la familia de los Eagles. Garrett creció con este equipo y esto hace que la noticia sea aún más dura para nosotros".
A su vez, el dueño del equipo también dio su pésame a la familia. "Esta noticia es devastadora para todos en Eagles. Nuestros corazones están con Andy, su esposa Tammy y sus hijos".
Ante la sorpresa de muchos, Reid sólo tomó tres días de descanso y retornó al mando del equipo. En conferencia de prensa dijo que decidió volver lo más pronto posible porque “esto es lo que Garrett hubiera querido”; además, la temporada regular estaba a punto de iniciar.
En las primeras fechas del año, Philadelphia arrancó con tres victorias en cuatro encuentros. No obstante, conforme avanzó la temporada el equipo perdió 10 de sus 11 partidos, culminando con un récord de 4-12 y con el peor registro en toda su carrera.
Un nuevo comienzo
En vísperas de Año Nuevo 2013, Jeffrey Lurie destituyó a Andy Reid de su cargo. Cuatro días después el head coach recibió una llamada de los Kansas City Chiefs, uno de los peores equipos de la NFL en aquellos años.
En cuestión de minutos Reid aceptó la propuesta de Chiefs, pero con la condición de que su hijo Britt fuera nombrado entrenador asistente. Gracias a ello, en una entrevista para la NFL, Britt reveló que desde la muerte de su hermano Garret está desintoxicado. Desde 2016 ascendió al puesto de entrenador de la línea defensiva.
Una campaña antes de la llegada de Reid, Chiefs perdió 14 de sus 16 partidos y sólo había podido clasificar a postemporada en tres ocasiones desde el año 2000 (2003, 2006 y 2010).
A pesar de ello, Andy Reid supo armar un equipo competitivo y consiguió una marca de 11-5, además del boleto a la fase final. A partir de entonces, Kansas City lleva seis años consecutivos en postemporada. En 2019 hizo historia tras romper la sequía de 50 años sin título, luego de vencer a San Francisco en el Super Bowl LIV.