Aquí está Andy Reid de nuevo, 15 años después regresa al Super Bowl para enfrentar a sus críticos, pero sobre todo para coronar una brillante carrera de 207 triunfos en temporada regular que lo colocan como séptimo en la lista de todos los tiempos.
Ante San Francisco se convertirá apenas en el cuarto entrenador en dirigir un Super Bowl en ambas conferencias (Bill Parcells, Dan Reeves y John Fox son los otros) y también la posibilidad de emparejar su marca en 14-14 en postemporada, algo que siempre ha llevado a cuestionar su capacidad como genio a la defensiva.
Todos saben que su origen es la ofensiva y ahí sus equipos nunca quedan a deber, desde que pasó por todos los puestos en el sistema de Mike Holmgren, hasta que empezó su propia aventura en 1999 con las Águilas de Filadelfia.
En 21 campañas, sus equipos solo han tenido marca perdedora en tres ocasiones, siempre basados en una línea ofensiva capaz de proteger al quarterback y establecer un sistema a su alrededor para que pueda desarrollarse.
Donovan McNabb y Alex Smith fueron sus pasadores más exitosos antes de la llegada de su obra maestra Pat Mahomes, quien busca revertir la tendencia en cuanto a las dolorosas derrotas en postemporada, como la remontada de 28 puntos de los Potros, que los eliminaron en 2014, el Super Bowl o el año pasado ante los Patriotas, cuando parecían tener todo para ganar el campeonato de la Conferencia Americana.
Hoy Reid tiene, además de Mahomes, a un set de receptores versátiles con Tyreek Hill y Sammy Watkins para complementar a uno de los mejores a las cerradas de la liga en Travis Kelce. Pero fue la llegada de Steve Spagnuolo la que le dio una nueva herramienta, una defensiva encabezada por Tyrann Mathieu y que puede ser incómoda para cualquier rival.
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